Archive for diciembre 2012

Sin amor no hay Navidad

22 diciembre, 2012

Mientras Marithza y yo desempacábamos las delicadas piezas del bello nacimiento de los cuellos largos hecho por las maravillosas manos del desaparecido artista Hilario Mendivil, luego de un año de estar guardadas, pensaba en la última entrevista que le hice a este extraordinario imaginero cusqueño para un programa muy que tenía en radio La Hora. La transmisión se hizo justo un día antes del Santuranticuy, la feria artesanal navideña más grande del Perú, que tiene lugar cada 24 de diciembre en la plaza del Auccaypata (Plaza Mayor del Cusco), hasta donde acostumbran llegar cientos de artesanos para exponer sus trabajos. Al menos así era en mis tiempos.

A Hilario lo conocí en su casa-taller de la plazoleta San Blas 634, ubicada a pocos metros de la casa de otro grande del arte, Edilberto Mérida, el imaginero de las esculturas grotescas, en la época en que yo estudiaba en la Universidad San Antonio Abad. Al lado de él se hallaba su esposa Georgina, siempre atenta a la entrevista y recordándole algunos detalles que el artista ya los había olvidado, sin dejar la masilla y el pincel que manejaban sus diestras y encallecidas manos. Y claro, sin dejar vigilar y dirigir en el delicado arte de la imagenería a sus dos aún adolescentes hijas.

-Papito, ya no tengo niños manuelitos- Me dijo Georgina con su acostumbrada amabilidad, disculpándose por no haber podido cumplir con mi encargo, por falta de tiempo. La comprendí, el Santuranticuy estaba por llegar y le daba los últimos toques a sus santos de cuellos largos para exhibirlos en la Plaza Mayor.

– Tu nacimiento (Misterio) está listo si quieres te lo llevas ahora mismo. Lo único que falta es el niño. Puedes completarlo con un niño de Olave. Es muy lindo y tiene el paladar de espejo.

Hilario y Georgina se habían convertido en mis grandes amigos de tanto frecuentar su vivienda porque no había amigo que llegaba de Abancay o Lima que no le recomendaba se compre algún objeto hechos por sus maravillosas manos. En la radio y en el diario El Sol, donde también laboraba, casi siempre me ocupaba de sus extraordinarios trabajos. Sin embargo, no faltaban algunos conservadores que discrepaban por su estilo de hacer las figuras religiosas con los cuellos largos. Les parecía una deformación de las imágenes sagradas y no una expresión de un arte original.

Peores críticas recibía Mérida. Sus Cristos deformes, grotescos, salidos de lo normal, no eran bien recibidos por algunos miembros del clero y cucufatos de la época. Y él lo sabía, por eso seguramente no tenía muchos amigos curas ni pertenecía al movimiento familiar cristiano.

El río de conocimientos que Hilario eadquirió le llegó de dos fuentes, de mutuo propio y por influencia de su esposa Georgina, ya que por las venas de esta extraordinaria mujer corrían los genes de grandes imagineros que vivían esparcidos a lo largo ´del Vilcanota, especialmente en Canchis. Sin embargo, la Virgen, San José, los Reyes Magos y los ángeles arcabuceros, todos de cuellos largos, nacieron de las manos de ambos. Eran producto de su imaginación y su deseo de diferenciarse de los demás artesanos.

-Al principio fue duro. Nadie nos compraba nuestros trabajos porque decían que nuestros santos eran feos.¿Por qué les alargan los cuellos si así no eran los santos?- Nos decían.

Y pensar que, antes, sus obras no valían nada. En cambio hoy, valen una fortuna. Eso les pasa a la mayoría de artistas. Los grandes artistas generalmente no disfrutan del éxito de sus trabajos porque los valoran cuando ya están muertos. Pasó con muchísimos escultores italianos y españoles. Cuandio estaban vivos sus trabajos valían apenas unas cuantas pesetas, hoy valen millones de euros.

Y eso nos hace pensar que cuando algo se hace con pasión y amor, trasciende en el tiempo y va más allá de la vida. Seguramente que si el amor de Jesús no hubiera sido tan grande, al extremo de dar la vida por la salvación del hombre, nadie se acordaría de él y la humanidad hubiera desaparecido de la faz de la tierra enfrentada por el odio.

Y es precisamente eso lo que estamos perdiendo los hombres de hoy: Amor…al prójimo, al trabajo, a la naturaleza, a la madre tierra.

Hoy que celebramos una Navidad más vale la pena reflexionar en la importancia del amor. No podemos negar que hay más odio que amor en el corazón de los hombres y por eso hay más conflictos, más discriminación, exclusión, olvidos, injusticia, indiferencia, inequidad y todos los males que azotan la tierra.

El mundo necesita amor para salvar diferencias, perdonar injurias, comprender al hermano, al amigo y al compañero de trabajo. Amor para evitar que mueran de hambre millones de niños, para socorrer al necesitado, evitar que indefensos menores sean abusados por sus propios padres, sus propios consejeros religiosos y hasta por sus propios maestros.

El mundo necesita amor, no armas, para evitar que desquiciados asesinen a niños inocentes, para evitar que jóvenes mueran bombardeados tal como está ocurriendo en Siria, ante la indiferencia de todos. El mundo no necesita más cárceles sino más escuelas y hospitales. No necesita de más industrias sino de más tierras de cultivo. No necesita más armas sino más árboles. La juventud no necesita más televisión basura sino campos deportivos, necesita moverse y no estar sentado delante de una pantalla, necesita todo aquello que contribuya a su formación moral y espiritual.

Amor no es dar limosnas sino trabajo. Y ser rico no es tener más dinero sino más amor.

Que en esta Navidad Jesús haga renacer ese gran amor que todos los hombres tenemos oculto. Que la brasa de la esperanza que se extingue en muchos corazones se avive y la inteligencia de nuestros gobernantes, de los poderosos y de todos los que tienen en sus manos los destinos del mundo, se ilumine.

Por mi parte, deseo entregarles, a mis lectores y amigos, todo mi afecto y gratitud por acompañarme en este viaje por el ciberespacio. Feliz Navidad.

Oración de Gastón Acurio días antes de la Navidad

18 diciembre, 2012

A través del correo electrónico he recibido el texto de una oración leída por nuestro renombrado cocinero Gastón Acurio en la sala de conferencias del Swiss Hotel, días antes de la Navidad, con motivo del Día Mundial de la Oración. Pienso que merece la pena darle difusión por las razones que su autor esgrime para hacernos reflexionar en lo afortunados que somos los peruanos de tener un país con todas las bondades y ventajas que no tiene ningún otro país.

Aquí el texto:
Señor, estamos todos aquí esta mañana para que escuches nuestro ruego. Pero, esta vez Señor, no te pediremos por nuestro Perú. ¿Cómo hacerlo, cómo pedírtelo Señor si a nuestro Perú tú ya le diste todo?. Porque si hubo un lugar en el que tú decidiste poner todo lo que cualquier ser humano soñaría tener para alcanzar la prosperidad para él y su comunidad, ese fue el Perú. Aquí reuniste todas las riquezas, todas las sangres, todos los climas, todas las oportunidades, para que un día este pedazo de tierra sea el más hermoso de los espacios para vivir. Llenaste sus montañas de oro, plata y otros minerales. Pusiste inmensos lagos de gas y petróleo bajo sus selvas, y sobre ellos, árboles, vegetación y naturaleza infinita.

Dibujaste ríos que cortan la cordillera, cargados de energía, bajando para regar desiertos que luego se convertirán en verdes valles. Y nos diste un mar de riqueza infinita con todos los peces posibles y toda la abundancia posible. Hiciste que vinieran todos los hombres y mujeres del mundo a instalarse en nuestra tierra trayendo consigo lo mejor de sus mundos bajo el brazo. Y vinieron gentes de Europa, de Asia y de África. Todos a asimilarse y mimetizarse con las antiguas culturas del Perú, formando un hermoso y envidiable crisol de culturas único en el mundo. Y no contento con ello nos diste 85 de los 110 climas existentes en el planeta, seguramente imaginando al Perú como una suerte de muestrario de todo lo bello que tú creaste.

No querido Señor, como podríamos pedirte aún más por esta tierra, si en ella tú ya lo pusiste todo. Sin embargo y a pesar de todo lo que nos diste, quienes habitamos en ella, no lo hemos sabido ni podido aprovechar. No hemos podido darle el destino necesario y justo que tú soñaste al poner todo ello a nuestro alcance. No hemos podido lograr que toda esa abundancia y generosidad que nos prodigaste no haya podido alegrar la vida de los hombres y mujeres que hoy pueblan nuestra tierra. Y, sin embargo de todo lo recibido, hoy somos considerados, aunque sea imposible de comprender, todavía como un país del tercer mundo
.
Por ello Señor todopoderoso, estamos aquí para decirte y reconocer con humildad que tú no nos has fallado. Que esta tierra no nos ha fallado. Somos nosotros los que hemos fallado. Por eso estamos esta mañana señor, no para pedirte por el Perú, sino para pedirte por nosotros. Por todos los que estamos aquí reunidos y por todos aquellos que hoy, a diferencia de una gran mayoría de compatriotas, sí tuvieron la suerte de disfrutarlo todo y de vivirlo todo, tal cual tú lo soñaste, para que nos ilumines y nos haga reconocer y revelar de una vez por todas y para siempre cual es nuestro verdadero rol en este Perú que tan generosamente creaste.

Te pedimos que nos hagas comprender que si nos has dado tanto, en un espacio donde la mayoría tiene tan poco, es porque hay un mensaje y una misión expresa tuya detrás. Que es la de asumir nuestro rol como líderes, como hombres y mujeres elegidos para conducir a nuestro pueblo y nuestro Perú hacia esa prosperidad que tu diseñaste y nos encargaste hacer realidad. Te pedimos Señor que nos des la fuerza para reconocernos como hombres y mujeres de paso en esta larga historia de la humanidad, cuya misión es entregar nuestras vidas al servicio de las generaciones futuras y, en ese sentido, que sepamos comprender que habiéndolo recibido todo ha llegado el momento de darlo todo.

Que, finalmente, ha llegado la hora que todos demos un paso atrás, renunciando a nuestros sueños individuales, nuestras aspiraciones materiales personales y nos demos la mano para formar un solo grito, una sola voz, un solo camino, que no sea otro que el que tú siempre soñaste para el Perú, el camino de la belleza abrazada a la justicia, a la prosperidad, iluminada por la equidad, el amor, tocándoles la puerta a todos los hombres y mujeres que aquí habitan.

Señor, lo sabemos, la tarea no es fácil. Son tantos años que hemos fallado. Pero nunca es tarde y lo sabes. Aún estamos a tiempo si es que nos decidimos aquí y ahora, todos y cada uno, en nuestro campo de acción, y cambiar nuestro destino común para siempre. Lo sabemos Señor, hemos contaminado tus ríos, hemos vaciado tus montañas, hemos talado tus bosques, hemos despreciado nuestras diferencias. Y ello a nada nos ha conducido. Lo sabemos, nuestros niños en lugar de jugar trabajan sin descanso. Nuestros ancianos mueren olvidados en las puertas de viejos hospitales. Nuestros hombres y mujeres no logran conciliar siquiera un sueño digno al ver a sus familias sin un futuro posible. Y los poderosos miran con indiferencia el mundo que los rodea.

Entonces Señor, si todo eso lo sabemos y estamos aquí para reconocerlo abiertamente y sobre todo para aceptar que al habernos dado todo, algo mucho más grande esperas de nosotros. Te pedimos Señor que nos des ese último don que nos lleve a acabar para siempre con esta larga historia y podamos empezar esa nueva historia que siempre quisiste para este paraíso que creaste, llamado Perú.

Báñanos por última vez de humildad infinita, de generosidad, de solidaridad, de fortaleza de espíritu, de capacidad de perdón, pero también de inteligencia y astucia para enfrentar a todas las fuerzas del mal que se desplegarán en esta lucha que nos convoca. Señor, te pedimos esta mañana por nosotro los peruanos, que tu elegiste para esta última gran batalla, prometiéndote darlo todo y entregándolo tod, para que un día, cuando ya no estemos, quienes aquí habiten puedan contarle a sus hijos y a sus nietos, que en el Perú se vivieron momentos difíciles, pero que todo eso ya pasó. Que finalmente llegó al Perú ese mundo de belleza y justicia que Dios nos entregó y que sus hijos se encargaron de hacerlo florecer. Te lo pedimos Seño.r