La Radio, hechos y protagonistas

Cuando en la década de los cincuenta apareció la televisión, la radio parecía condenada a morir, no solo por la demoledora competencia de este fascinante y novedoso medio sino por inanición porque, la electricidad, su principal alimento, escaseaba y las tarifas kilovatio / hora navegaban por la estratósfera.

Para colmo de males, los repuestos, sobre todo las válvulas, no eran muy fáciles de conseguir por los engorrosos trámites de importación. Y hasta las agencias de publicidad, que no se casan con nadie cuando se trata de ganar plata, empezaron a coquetear con la chica de la tele. Y, como el gato que prueba canario ya no quiere comer ratón, al toque le sacaron la vuelta a la radio.

Fue cuando los broadcasters empezaron a comerse las uñas atacados por los nervios porque intuían que aquella relación, de las agencias con la televisión, no era un simple flirteo del gerente con la vedette de moda, una canita al aire que quería darse el director de medios o una obsesión pasajera del representante de ventas con la pantalla chica, sino algo más que la comezón del séptimo año.

La verdad es que la chica de la tele los tenía embobados a todos, empresarios, publicistas y consumidores, sobre todo a los últimos, que no tardaron en rendirse a sus pies porque no hacían otra cosa que sentarse frente a los pocos receptores en blanco y negro que existían en esa época, para no perderse los excelentes programas hechos todavía en vivo y en directo, incluídos los comerciales.

La novelería llegó a tal extremo que, al medio día, los limeños paralizaban sus actividades para ver “El Hit de la Una” conducido por el animador chileno Enrique Maluenda. En las tardes reemplazaban la siesta por las telenovelas y en las noches la cama por el sofá. Claro, en la cama o en el sofá, muchos maridos se quedaban dormidos, según quejas de sus esposas.

Los empleados ya no querían hacer sobretiempo para estar puntualitos en sus casas, como chicos buenos, porque las minifaldas de las primeras modelos como Camucha Negrete y Gladys Arista los tenían hipnotizados. Ahí estaban ellos, frente a la caja boba. Y no era para menos porque, en ese tiempo, se transmitían estupendos programas como los dirigidos por Pablo de Maladengoitia o los concursos de Kiko Ledgard, que no se podían dejar de ver.

Cuando se transmitía la novela Simplemente María, con Saby kamalich y Mariela Trejos, Lima se paralizaba. Igual sucedía cuando estaba en el aire la telenovela Natacha, estupenda producción protagonizada por Gustavo Rojo y Ofelia Lazo. Ni qué decir de Nino, ese otro gran éxito televisivo protagonizado por el actor argentino Enzo Viena.

Los espacios humorísticos tampoco se quedaban atrás. La gente se mantenía hipnotizada y se desternillaba de risa con la actuación de Delfina Paredes representando a la chola Evangelina, Alicia Andrade a Doña Cañona y Teresa Rodríguez a Juanacha. Los personajes masculinos estaban impecablemente interpretados por excepcionales comediantes nacionales entre ellos el abanquino Tulio Loza, el “cholo de acero inoxidable”, Hugo Muñóz de Baratta, quien acostumbraba tratar a sus amigos y colegas de “Mi querido Moncherí”, Antonio Salim el popular “jefecito” de la irresistible Chelita, Jorge Montoro el “poeta Hippie” y el loco Ureta, un notable personaje que nada tenía que envidiar a los inquilinos del Larco Herrera, Nestor Quinteros, imitador descubierto por Augusto Ferrando, ¡Cuándo no!, se caracterizaba por sus parodias a Tito Rodríguez, Lucho Gatica, Johnny Farfán, Pedrito Otiniano, Nelson Pinedo, Lucho Barrios y al mismo Ferrando.

Los deslumbrados televidentes tampoco se perdían las noticias de El Panamericano en la voz de Humberto Martínez Morosini y luego entró a reemplazarlo Ivan Márques porque Humberto asumió la conducción de «24 Horas» con Zenaida Solís. Se pusieron de moda los programas infantiles del Tío Johnny y Yola Polastry. Y, entre las series, también había mucho que ver, como El Fugitivo (1966−1975)), Bonanza (1959−1973), Hechizada (1964−1972) y Perry Mason (1958−1976).

A tanto llegó la adicción a la televisión que algunos empresarios decían que estaba afectando la productividad de sus empleados porque llegaban soñolientos a sus centros de trabajo y todo el tiempo se la pasaban comentando de lo que habían visto la noche anterior. Los varones cuchicheaban de las curvas de las modelos y las mujeres de las telenovelas.

Después de todo, este fanatismo por la televisión tuvo su lado positivo porque, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censos, que a veces también acierta, bajó la tasa de natalidad. Las únicas instituciones que echaban chispas por este bajón eran la iglesia y el comunismo, porque cada vez había menos feligreses en los templos y menos manifestantes en los mítines.

Las más afectadas, sin duda, fueron las salas cinematográficas. Ante la ausencia de público tuvieron que ser vendidas a entidades religiosas porque eran las únicas que tenían plata. De esa manera, los cines se transformaron en templos evangélicos. Nunca se supo si los adquirían por ser los escenarios ideales para proyectar la imagen de Dios o porque ya tenían las ventanillas listas para reemplazar los boletos por óbolos.

Sin embargo de esta fiebre televisiva, la radio todavía seguía vivita y coleando aunque, claro, la procesión iba por dentro porque la demoledora competencia de la TV era mortal. A muchas se las sintonizaba solo en las mañanas cuando la televisión no salía al aire. Lo único que les quedaba a los dueños de radio era rezar arrodillados y junto al Arzobispo Juan Landázuri Rickets, porque la iglesia, como propietaria de varias emisoras en el país, entre ellas radio Unión, estaba siendo afectada por los altos presupuestos que se requerían para mantenerlas en el aire. Y así, mientras la televisión seguía engordando, la radio entraba a cuidados intensivos por una severa baja en su hemoglobina publicitaria.

Algunos decían que solo era cuestión de esperar (y bien sentados para no cansarse) porque, de acuerdo a los pronósticos de los gurús de las comunicaciones, la televisión de señal abierta estaba más cerca a sucumbir que la radio.

Algo habría de cierto porque no hace mucho el creador de la Internet Vint Cerf anunció en el Festival Internacional de Televisión llevado a cabo en Edimburgo, a principios de 2007, la inminente muerte de la actual televisión porque pronto se verá solo por Internet. Igualmente el fundador de Microsoft, el magnate Bill Gates, fue más allá al sentenciar que la televisión tenía los días contados…Sin embargo, por lo que hasta ahora se vé, la televisión sigue creciendo de manera exponencial y su transmisión a través del cable la ha revitalizado mucho.

–Estoy sorprendido. En unos cinco años, la gente se reirá de la televisión que tenemos ahora – Vaticinó Bill Gates.

El alemán Woltgag Gruske, autor del libro “Diez lecciones del futuro” dijo en una entrevista con Sheridan Winn que la televisión como la conocemos no existirá más. Que los celulares pronto serán un obsoleto artilugio del pasado porque muy pronto en lugar de celulares la gente utilizará implantes de microchips en su cuerpo para sus comunicaciones. En la Universidad de Warwick (Inglaterra) dos científicos ya tienen estos microchips adheridos a sus cuerpos, que les permiten enviar E-Mails con solo usar el pensamiento.

Este futurólogo dijo también que las novelas y películas se distribuirán por otros canales. Y lo más increíble que vaticinó fue que, en el 2020, la gente vivirá 140 años. Esto es tan sorprendente que ya parece de ciencia ficción.

En Japón, ya es posible descargar en la computadora el contenido de una hora de video en solo dieciséis segundos. Pienso que este alucinante cambio durará más de lo que dicen los gurús de las comunicaciones porque, estoy seguro, la señal digital salvará a la Tv. Creo que por unos años todavía nos quedaremos embobados con la calidad asombrosa de este sistema que permitirá captar señales tanto en el hogar, como en los aparatos portátiles y en los celulares. Sucederá como ocurrió con los transistores que salvaron a la radio de su inminente extinción. Actualmente, la radio ya se transmite por internet y por cable.

De lo que sí estoy seguro es que estas innovaciones y sobre todo su aceptación dependerán, como siempre, de los contenidos. No olvidemos que los inventos tienen éxito en la medida que satisfacen las necesidades del hombre, como ocurrió con el teléfono, la radio y la computadora. Ahora, lo más sorprendente es la internet.

Según estudios realizados por el programa Educared de Navarra, España, con el patrocinio de Telefónica en 200 colegios de siete países, se ha demostrado que los jóvenes latinos ya prefieren más internet que la televisión. Los países elegidos para realizar la encuesta fueron Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela.

A propósito del desarrollo tecnológico, de acuerdo a una publicación en el New York Times Syndicate, hecha por el programa Nightly Bussines Report, ganador del Emmy, entre las 30 innovaciones que han cambiado de manera drástica la vida del hombre en los últimos 30 años figura en primer lugar la Internet y la banda ancha. Luego le siguen la computadora (incluida la laptop), los teléfonos portátiles, las pruebas de ADN, la resonancia magnética, la fibra óptica, la cirugía robótica, las pantallas de televisión de cristal líquido (LSD), el sistema GPS, la energía solar, las turbinas eólicas (Energía eólica), la fotografía digital, el código de barras, los cajeros automáticos, las memorias flash (USB), entre otras, herramientas que permiten a la gente comunicarse, trabajar mejor, crear y experimentar a más velocidad.

Hace cuarenta años, todo era distinto. No había internet, tampoco futurólogos tan acertados. Por eso, ante la tremenda competencia de la televisión los dueños de las radios sentían que estaban al borde del abismo con una bola de hierro colgando de sus cuellos. Hasta que aparecieron sus ángeles salvadores, los receptores portátiles a transistores. En realidad, se demoraron en llegar, porque su invención se realizó todavía en l947 en los laboratorios de la empresa estadounidense Bell, siendo sus descubridores los científicos Walter House Brattain, John Bardeen y William Stockley.Se retrasó su puesta en el mercado por presión de los fabricantes de válvulas y otros componentes para radio. Es decir, sucedió como hoy, en que los magnates del petróleo tratan por todos los medios de demorar la puesta en circulación de los automóviles que funcionan a energía solar y con el hidrógeno extraído del agua, que ya están fabricados.

Los transistores permitiron la sintonía de las estaciones de radio en cualquier lugar y a cualquier hora. Y, coincidentemente, los radios para carros empezaron a bajar de precio, al punto que se pusieron al alcance de las siempre magras economías de los taxistas. Y, como si esto fuera poco, hizo su aparición una nueva forma de hacer música, la Nueva Ola, convirtiéndose en la mejor aliada de la radio porque, con la difusión de este tipo de música los jóvenes nos alocamos y la sintonía aumentó incríblemente. La nueva ola se apoderó de la radio y, eso, sin tener la expresión depurada de la música clásica sino, de la forma más sencilla.

Desde sus inicios, la nueva ola se compuso y se interpretó de forma natural, utilizando instrumentos casi artesanales como la guitarra de palo. Así nacieron los Beatles, con guitarras de madera, una batería simple y voces educadas en calles y plazas. Los nuevaoleros le cantaban a la vida, al amor, al último beso como lo hacían los Dolton’s y a la felicidad ja ja ja, como lo celebraba Palito Ortega, pero que calaban en lo más hondo del sentimiento juvenil.

¡El mundo era una locura!, como si el planeta Tierra se hubiera salido de su órbita y viajaba desbocada por el infinito.

No obstante, mientras la juventud navegaba por un nuevo firmamento y la velocidad del sonido, algunas radios seguían con sus antenas ancladas en tierra, sin animarse a girar los 180 grados que exigía esa revolución cultural, no porque los locutores eran reacios al cambio sino por la actitud conservadora de sus propietarios que se resistían a sintonizar con los nuevos tiempos.

–Señor, la juventud está pidiendo nueva ola

– ¡Que nueva Ola ni que niño muerto! Para qué cambiar, si así estamos ganando mucho dinero. La publicidad la pagan los dueños de las empresas, no sus hijos – Decían.

Era comprensible la reacción de quienes no eran capaces de salir a la mar brava para enfrentarse a esa nueva ola que ya golpeaba las costas peruanas. Era una pérdida de tiempo pedirles que sigan los pasos de los pioneros de la tabla hawaiana que corrían olas en nuestras playas, como Carlos Dogny, un play boy que siempre andaba rodeado de chicas bonitas y fue uno de fundadores del Club Waikiki, lugar donde se realizaban las mejores fiestas de verano. Igualmente de otros chicos que practicaban aquel deporte, considerado hasta entonces como elitista, entre ellos Pancho Wise, Héctor Velarde y Joaquín Miroquesada, quienes acostumbraban dominar las olas en Cerro Azul, Máncora y Punta Rocas.

Fue Eduardo Arenas, quien, en su viaje a Australia en 1964, propuso la organización de una Federación Internacional de este deporte. Y felizmente que su idea fue acogida. Como recompensa a su gestión fue elegido presidente de la primera federación. En febrero de 1965 organizó el primer Campeonato Mundial de Surfing que tuvo lugar en Punta Rocas-Lima, financiado por la NBC, evento en el que participaron las primeras figuras mundiales de surfing provenientes de Australia, EEUU y Hawai, entre ellas George Downing, Mickey Muñóz, Paul Strauch, Búfalo Keaulana, Fred Hemmings, Joel Cabell. El ganador del título fue el peruano Felipe Pomar luego de una reñida competencia con el australiano Nat Young.

Posteriormente, Magoo de la Rosa Toro llegó a ser campeón Mundial en la categoría Master rompiendo olas en las playas Makaha, Redondo y La Pampilla.

Y mientras estos muchachos corrían en el mar, Pity Block ganaba carreras en las pistas y deslumbraba a las chicas con su Jaguar XKE y Mariano Prado Sosa, más conocido como Marianito, hijo del dueño del Banco Popular, Mariano Prado Heudebert, era el play boy más codiciado, sobre todo por las chicas que acostumbraban visitar su yate que acoderaba en las exclusivas playas de Ancón. Heredero de una incalculable fortuna porque, su padre, además del Banco Popular, era dueño de la Refinera Conchán, el tranvía eléctrico de Lima y Callao, la Fábrica Nacional de Tejidos, Cementos Lima, el diario La Crónica y otras empresas prósperas. Su boda el 64, con Leonor “Nonoy” Miroquesada, hija del dueño del diario El Comercio Luis Miró Quesada, fue todo un acontecimiento social sin precedente. La familia Prado cayó en desgracia cuando el gobierno de Velasco confiscó todas sus empresas y bienes.

Como decía, algunos propietarios de radios todavía seguían aferrados con uñas y dientes a las viejas canciones que desfallecían en los anaqueles de sus discotecas creyendo que la nueva ola era solo una pequeña onda que pronto iba a pasar como los vientos de San Andrés, a los que les temían más los de la tercera edad porque casi siempre llegaban trayendo una bronco, no la camioneta sino la pulmonía. Por supuesto que estaban equivocados porque, en poco tiempo, esa pequeña onda que ellos no le daban importancia se convirtió en una gigantesca marea que arrasó con toda la preferencia musical de los sesenta y setenta y no les quedó otra cosa que cambiar o morir. La mayoría optó por lo primero aunque, claro, soportando ese profundo dolor que les causaba el cambio porque era peor que someterlos a una extracción de muelas sin anestesia.

–Estoy seguro que esta música loca pasará de moda como el chaleco – Decían.

Pero no fue así. Ante la arremetida del rock tuvieron que olvidarse de Los Panchos, Los Diamantes, los tangos de Gardel y Libertad Lamarque. Sin embargo, no faltaban algunos que insistían en programarlos para satisfacer a insomnes enamorados de la edad de oro y a trasnochados parroquianos de bares, cantinas, fondas y otros huariques. De esa manera volvían desde las catacumbas las voces de las viejas glorias como las de Lucho Gatica, Argentino Ledesma, Vicentico Valdez, Roberto Yañez y Rolando La Serie, después de haber reinado casi un siglo en la preferencia del público, desde la aparición del bolero en Cuba y su expansión por México, Puerto Rico, España y toda Latino América.

Este fenómeno no solo ocurría en la radio sino también en el cine. Las películas mexicanas, de pistoleros machos, con sombreros de ala ancha y dando serenatas bajo una ventana, también tenían los días contados. Recuerdo que los guapangos de Miguel Aceves Mejía, de gallos y falsetes, cantados con tanto sentimiento en sus filmes que se proyectaban en el Cine San Martín ya no hacían emocionar a nadie. En general las canciones rancheras, que por mucho tiempo habían sido el deleite de generaciones enteras, iban a parar inexorablemente al cofre de los recuerdos junto con las joyas de la abuelita Sara García.

De esta avalancha tampoco se salvaron los pasillos de Julio Jaramillo, los tangos de Troilo, los pasodobles españoles, ni los taquiraris bolivianos, hermosas grabaciones que fueron a parar a Tacora, el mercado de pulgas (mejor dicho de reducidores) más grande de Lima, donde los caballeros de la tercera edad los compraban al peso, añorando el pasado.

Las quinceañeras eran las que menos querían saber de estas mejicanadas. Claro, ¿Por qué tendrían que seguir llorando junto a sus mamás viendo las viejas películas de la abuelita María Felix? Se burlaban también del galán más codiciado de la época de la pera, el bigotudo Mauricio Garcés, así como de Arturo de Córdova, otro astro del cine que ya no hacía suspirar ni a las tías solteronas.

Los pocos espectadores que acudían al cine San Martín, en pleno centro de Lima, lo hacían más para sacar su plancito en las butacas de la última fila que por deleitarse con las repeticiones en blanco y negro de estos filmes. Tanto los repetían que los espectadores se sabían de memoria hasta el número de rayas que tenían las cintas, por viejas.

Ya, ni Tin Tan los hacía reír con sus morisquetas.

El único bufo del celuloide que sí se mantuvo en el tiempo fue Cantinflas. Sus películas se veían y se siguen viendo, generación tras generación, y claro siguen recaudando miles de dólares, por más que sus chistes sean más viejos que los boleros de Agustín Lara.

Sin embargo, en ese tiempo qué gusto daba ir al cine, sobre todo al teatro Colón, considerado como el mejor de todos los tiempos, por la belleza de su arquitectura, sus butacas tipo pullman y su excelente ubicación en plena plaza San Martín. Había que hacer cola para conseguir una entrada porque era uno de los teatros más famosos de Lima.

Este hermoso local, diseñado y construido en 1911 por el renombrado arquitecto Claude Sahut, exclusivamente para las presentaciones teatrales de aquella época, tenía 18 palcos, 305 asientos en platea, 217 en galería y 800 en cazuela, cuando se estrenó. La puerta principal daba a la antigua estación del ferrocarril de la plaza Zela.

La primera película sonora que se proyectó en Lima en 1920 (aunque un lector del blog me asegura que fue en 1927) fue precisamente en el teatro Colón. Se trataba del filme El Capitán Calderón. Ante el éxito que alcanzó esta proyección se ordenó su remodelación, convirtiéndose en 1936 en sala de cine, hecho que levantó una polvareda de protestas de los artistas y amantes del teatro. Posteriormente, el gobierno revolucionario del General Velasco Alvarado, que todo lo estatizaba, le dio el tiro de gracia.

En esta etapa de cambios, del mismo modo, las legendarias películas del viejo Oeste protagonizadas por Alan Lad, John Wayne y Burt Lancaster que tanto impacto habían causado en las décadas de los cuarenta y cincuenta fueron desplazadas por los nuevos western americanos e italianos protagonizados por Clint Eastwood y Franco Nero, exitosas producciones que no solamente hacían derroche de acción sino de hermosas melodías que estremecían la pantalla como es el caso de «Lo bueno lo malo y lo feo» y «Por un puñado de dólares», donde Ennio Morricone se consagra como el mejor compositor italiano de este tipo de bandas sonoras. Las radios las pasaban a cada rato y los sonidistas como Mario Valera, el mejor sonista que tuvo el Canal 5, las utilizaban como cortina musical.

Entre las emisoras que sí estuvieron a tono con “el momento”, fue Radio Miraflores, de propiedad de los hermanos Clemencia y Ricardo Palma Achmalz. Supo abrirle las puertas al rock de par en par, seguramente porque Ricardo Palma Michelsen, hijo del fundador, todavía era un quinceañero que sabía disfrutar de lo bueno.

En los 1,200 kilociclos del dial en AM, y desde un pequeño estudio ubicado en el distrito de Miraflores, compitió con verdaderos monstruos, como Radio Panamericana. 1160, Atalaya, Onda Popular, América y radio El Sol.

Su éxito se debió, entre otras cosas, al hecho que Ricardo Palma tenía buenos contactos con radioemisoras de los Estados Unidos, de donde les enviaban primicias y éxitos rankeados por Billboard, con los que les robaba sintonía a sus competidores.

Radio Miraflores no solamente vivió de la música sino también del deporte. Todavía están frescos los recuerdos de aquellas emocionantes transmisiones de Eduardo San Román, apodado La Catedral del Deporte por sus ilustrados comentarios. También compitió en el campo de las noticias con el Informativo El Momento y la Revista de El Momento, donde Enrique Llamosas y Pedro Roncallo hicieron famosas sus voces y su director Ricardo Palma, utilizando el seudónimo ODRACIRMAPAL (Su nombre y apellido paterno al revés) ponía en jaque a los presidentes de turno con su espacio “Buenos Días Señor Presidente”.

En esta misma radio se inició como periodista Oscar Díaz, quien resultó siendo pariente mío al contraer nupcias con mi prima Amparo Infantas. Oscar tenía en esta estación un sintonizado programa político, antes de pasar a la televisión. Actualmente se dedica de cuerpor entero a su consultoría y a la edición de un anuario de gran acogida en los medios empresariales y turísticos.

Radio Miraflores, fue también una verdadera escuela de discjockeys impulsores de la Nueva Ola. Allí dictaban cátedra Nelly Mendívil Castro, Elizabeth Ortega, Diana García, Renato Shols muy escuchado en su espacio «El show de Renato Shols» que salía de 2.30 a 5.30 PM desde 1971 hasta 1980. Anteriormente colaboró con Pepe Barreto, conductor del programa «Beatlemanía». En esta misma radioemisora destacaron también Jorge Henderson, Gerardo Manuel, el famoso vocalista de Los Shain’s. Mientras que Johnny López, Héctor Felipe, Sammy Sadovnik, Kike Cano y Javier Lishner, hacían sus pininos en el mundo de la radio.

Eran los tiempos en que no había nada que no les sirviera de inspiración a los compositores de la nueva ola para encandilar al mundo. A la primavera la rogaban diciéndole vuelve…vuelve. Palito Ortega andaba por calles y plazas gritando…tengo el corazón contento, el corazón contento, lleno de alegría y Yaco Monti se negaba a reconocer que su novia estaba muerta y nos insistía diciéndonos ¡está dormida!

Todas estas bellas composiciones se difundían en los programas de los primeros discjockeys que se multiplicaban como hongos a lo largo del país. Es cuando la radio se encumbra, se hace notable, imprescindible, afirmándose como fiel compañera del oyente. Por eso no era raro ver a los chicos caminar por las calles, con sus radios portátiles a transistores, como lo hacen hoy los jóvenes con sus teléfonos celulares.

Con la masificación de estos aparatos portátiles los más beneficiados fueron los habitantes de las zonas rurales donde no se contaba con servicio eléctrico. Los que vivían en el sur los adquirían en los mercadillos de contrabando de Juliaca, Puno y Tacna a un precio huevo, como se decía en esa época. Y los del norte los compraban en la frontera peruano ecuatoriana de Aguas Verdes y Huaquillas. Tanto en el norte como en el sur, las marcas preferidas eran Sony, Sanyo y Nacional, de una y dos bandas y los famosos transoceánic multibandas, de alcance internacional.

Cuando RPP inició sus transmisiones a nivel nacional con sus famosas caravanas musicales animadas por David Odría, ese otro grande de la radio, el locutor que hizo famoso el slogan “Radioprogramas, una sola voz para todo el Perú” y se convirtió en el principal animador de los festivales de Trujillo, la emisora puso en venta pequeños radios a transistores para promocionar su programación. Los interesados tenían que hacer interminables colas para adquirirlos, hecho que demostró el gran interés del público por este tipo de aparatos.

El radio a transistores se convirtió en la revolución tecnológica más importante de la industria electrónica del siglo. Lo extraño fue que siendo EEUU el país donde se inventó el transistor, los fabricantes se empecinaban todavía en diseñar modelos de gran tamaño. Eso mismo ocurría en Francia, Alemania y Holanda. En cambio los japoneses los redujeron a su mínima expresión. Los hacían tan pequeños que se los podía llevar en el bolsillo. En Lima fue una locura. A través de estas miniaturas podíamos oir los programas que estaban de moda, como el “Show de las estrellas” de Lucho Aguilar, “Feliz Amanecer” de Carlos Rojas, “La Cajita de Música” de Emilio Pelaéz Rioja, inolvidable producción de 15 minutos que saltaba de radio en radio sin cambiar de nombre, ni a su patrocinador Coca cola.

Otro programa muy sintonizado fue “Hola Juventud” conducido por el locutor arequipeño Eddy Gonzáles, que se transmitía de 6 a 7 de la tarde por RPP, igualmente sus esperados ránkings de los sábados.

De acuerdo a la información proporcionada por Luis Alberto Espinoza, Salvador «Speedy» Gonzàles y su hermano Fernando no son hijos de Eddie Gonzàles Z. de Radio Felicidad como se creía. El padre de los hermanos Gonzàles fue el General Bernardino Gonzàles dueño de la Emisora «Telestereo» en los 88.3 de la FM, frecuencia que hoy està en poder de «Radio Màgica». Salvador Gonzáles es conocido más como Speedy Gonzáles (Título del twist) seudónimo que le puso Diana García, otra de las grandes impulsoras de la nueva ola en el Perú.

También se escuchaba con mucho interés “Ritmos y Estilos” conducido por Roy Morris, programa que se inició en radio Central y luego pasó a Stereo Lima 100 y posteriormente a CPN radio. Igualmente, eran muy esperados los programas musicales conducidos por David Odría. Aunque, a decir verdad, la mayor parte de sus espacios estaba ocupado por los temas que cantaba su esposa Carmita Jiménez y otras veces Xiomara Alfaro, sus preferidas.

“La Canción del medio día” de radio El Sol, con Emilio García Lara, fue sin duda el programa de la nueva Ola más sintonizado a nivel nacional por las primicias discográficas que difundía y porque su conductor era uno de los comentaristas de discos más enterados del país. Su voz delicada y pausada se hizo muy familiar entre sus seguidores.

“El ranking de la semana” conducido por Susana Alcántara por radio Panamericana se encargaba de hacer un cuidadoso recuento de los discos más populares, mientras Ivan Márquez, uno de los admiradores y seguidores de Pepe Ludmir, le ponía a las noches limeñas un toque romántico con su programa “Eva y yo”.

Sin embargo, mucho antes que aparecieran estas figuras, ya daba que hablar la excelente programació elaborada y presentada por Branny Zavala en Radio Atalaya, junto a él estaban Freddy Morales, Rolly Cadillo, Renato Shols, Pepe Bareto, Gustavo Galliani, Antonio Esparza y Tony Marbel. También impactaban los espacios musicales conducidos por Sergio Vergara, en una época en que había una gran competencia entre los conductores y entre las radios una verdadera guerra de primicias y exclusividades, desatada por sus programadores. Aparecieron varios programas como el Club de los Beatles dirigido por Pepe Hermoza. “Arriba Juventud” de Fredy Morales, y “Discomanía” de Humberto Velásquez en radio La Crónica y luego en radio Panamericana. Otro nombre que surge en el firmamento es el de Guillermo Llerena Godoy a través de radio El Sol y luego en «doble 9». En esta misma época se encumbró radio 1160.

Tanta sintonía tenían estos programas que la televisión se vio en la necesidad de crear espacios similares. Así nació “El show de Sergio Vergara (1964−1967) por Canal 2, “Cancionísima” en 1963 del Canal 13, con Pablo de Maladengoitia, “El Clan del Cuatro” con Rulito Pinasco también en el 4, “El Hit de la Una” conducido por Fidel Ramírez Lazo “¡Qué buena mesa!” y el recordado animador chileno Enrique Maluenda, “el Show de Elena Cortéz” y por último Ritmolandia con Gerardo Manuel, el legendario integrante de los Shain’s.

Hasta los conductores de los programas infantiles más populares de la televisión se vieron obligados a incluir secuencias de nueva ola, como es el caso de Yola Polastry conductora de “Hola Yola” donde hacía bailar y cantar a sus burbujitas estos nuevos ritmos, mientras que Johnny Salim tenía un segmento especial llamado “El tío Johnny a go gó”.

Otro factor para que la radio no desapareciera, demolida por la televisión, fue la gran notoriedad que alcanzaron los programas deportivos por sus emocionantes transmisiones desde el “lugar de los hechos” y sus candentes emisiones desde los estudios.

Entre los que alcanzaron mayor prestigio figuraban en primer lugar Pregón Deportivo, no solamente por ser uno de los más emblemáticos sino por haberse convertido en la cantera de donde salieron otros espacios y también las grandes figuras del periodismo deportivo.

Su director Oscar Artacho Morgado, era un ex futbolista argentino, que llegó contratado por Universitario de Deportes y al poco tiempo se retira como consecuencia de una lesión y ficha por el Mariscal Sucre. Al culminar su carrera como deportista decide sacar un programa deportivo por radio Central con el nombre de Pregón Deportivo, saliendo al aire el 5 de mayo de 1948.

La presentación de Pregón Deportivo tenía como característica musical nada menos que el himno de las Américas (R. Sciamarella)

Un canto de amistad, de buena vecindad,
unidos nos tendrá eternamente.
Por nuestra libertad, por nuestra lealtad
debemos de vivir gloriosamente.

Un símbolo de paz alumbrará el vivir
de todo el Continente Americano.
Fuerza de Optimismo, fuerza de la hermandad
será este canto de buena vecindad.

Argentina, Brasil y Bolivia,
Colombia, Chile y Ecuador,
Uruguay, Paraguay, Venezuela,
Guatemala y El Salvador,
Costa Rica, Haití y Nicaragua,
Honduras y Panamá,
Norteamérica, México y Perú,
Cuba y Canadá:

¡Son hermanos soberanos de la libertad!
¡Son hermanos soberanos de la libertad!

Y, luego, entraba la voz del director diciendo…“Mis amigos…les habla Oscar Artacho…”

El programa se hizo rápidamente famoso por el estilo y calidad de sus locutores y comentaristas entre los que destacaban Raúl Goyburu, Alfonso Rospigliosi Rivarola, el popular “Pocho”, Miguel de los Reyes, José Quelopana, Luis Alatrista, Luis La Torre, Eduardo San Román, Javier Rojas Schereiber (Talentoso Jefe de la página deportiva de Expreso), Rodolfo Espinar Illich, Lucho Garro, Guillermo Alcántara (Jefe de la página de deportes de El Comercio), Marco Aurelio “el cura” Hidalgo. Jorge Ramos de la Flor y Bruno Espósito Marzán. Bruno se inició en radio Luz. Después de Pregón Deportivo y el canal 4 a ser director de Golazo en radio Callao y finalmente en Super Radio. Con el tiempo se hizo propietario de radio Callao.

Los narradores más destacados, además de Artacho, eran su hermano Lucho Vélez, Humberto Martinez Morosini, Alberto Sorogastúa, Juan Velarde Grabulosa, Miguel Portanova, Foster Urtecho Maldonado, Raúl Maraví, Manuel Salinas Salamanca, Pedro Mina Silva, Jorge Soria, Dante Mateo y Javier Chávez.

En la locución comercial figuraban Carlos Alberto Sosa, Fernando Farrés, Manuel Obregón, Ignacio Cané Pardo, Fidel Ramírez Lazo, Hugo Almanza Durán, quien se inició como locutor en un sistema de circuito cerrado del mercado Mayorista. Almanza tiene el mérito de haber escalado desde radio reloj, La Crónica, radio Lima (donde trabajó 7 años), hasta llegar a Radioprogramas del Perú, constituyendo todo un ejemplo de esfuerzo y dedicación. Es asimismo docente, poeta y compositor.

También trabajaron como locutores comerciales en Pregón Deportivo Raúl Calle, Carlos Curonisi, Jorge Villanueva, Carlos Serván, Antonio Boza Flores, Alejandro Madrid, Raúl Romero Cadillo, Alfredo Carrión, Esteban Soriano, Victor Morón y Antonio García Torres.

Como reporteros destacaron Tomás Zúñiga, Eduardo Cruz, Lucho Lazo, Roberto Ognio, Luis Rubín, Carlos Bazay, Guido Bolaños, Hernán Zamudio, Wilmer del Aguila, Carlos Castro y Cleto Cary. Y, entre los técnicos Héctor Zúñiga, Alejandro Arias, Isaac Rojas, Rolando Castañeda, así como los operadores Juan Peña, César Zúñiga, Armando Gonzales. Adolfo Martinez y Roque García.

Los colaboradores de provincias más conocidos fueron Pedro Pablo Flores (Ica), Marcio Soto y Oscar Santos (Arequipa), Félix Villanueva (Juliaca), Pablo Villanueva Rojas (Trujillo), Jaime Reategui (Pucallpa), Santos Retamozo (Tacna) y Roberto Casquero (Cerro de Pasco).

Pregón Deportivo pasó por varias emisoras. De radio Central se fue a radio América, luego a radio Panamericana, radio El Sol, radio Lima y radio Unión. Hasta que en 1978, Artacho adquiere una estación de propiedad de Eduardo Cavero a la que la bautiza con el nombre de “Selecta 2000”.

Tras el fallecimiento de su director, en noviembre de 1986, “Pregón Deportivo” dejó las transmisiones de campo para reducirse a un espacio de una hora diaria, siempre a través de los 1,130 Kc de Radio Selecta. Al cambiar de propietarios, la emisora también cambia de nombre a Radio Bacán. Hasta que en diciembre del 2007 se produce el cierre definitivo de este histórico espacio deportivo.

Vale la pena recordar que “Pregón Deportivo” fue el primer programa que transmitió un mundial de fútbol (Brasil 1950) y luego las Olimpiadas de Roma 1960 y las copas mundiales de fútbol Chile 1962, Alemania 1974 y España 1982. Asimismo estuvo en el Mundialito de Brasil 1972.

Artacho, siempre fue un caballero del micrófono, por su manera de hablar, elegante y respetuosa, trataba siempre de usted a sus colaboradores cada vez que intercambiaba opiniones y hasta cuando les daba el pase a los comentaristas y reporteros. Fue autor de inolvidables frases como “No se vayan que esto se pone bueno” o, aquella cuando el juego se desarrollaba en la cancha de uno de los equipos: “En su campo todavía”. Pero quizás su frase más emblemática fue “Un momentito Miguelito”, cada vez que Miguel de los Reyes quería entrar con su habitual comentario y coincidentemente el juego ingresaba al área chica con peligro de gol. Uno de sus admiradores que tiene su escuela es Raúl Maraví.

Cuando Alfonso “Pocho” Rospigliosi” fue a cubrir los juegos olímpicos de Tokio con Koko Cárdenas, por encargo del diario La Tercera de La Crónica, ambos conciben la idea de sacar un programa deportivo radial propio. A su retorno se lo comentaron a Pancho Lamarque, quien por entonces transmitía Básquetbol por Radio Agricultura y se pusieron de acuerdo para realizar la transmisión del partido entre un combinado peruano y el Zaragoza de España, desde el Estadio Nacional. Además de Pocho en la dirección del programa, Lamarque y Koko Cárdenas en los comentarios, entraron a colaborar Tito Drago, Arturo Fernández y el Dr. Miguel Carbone. Y como locutor comercial Eusebio Campojó.

Lamentablemente, esta primera transmisión fue debut y despedida a la vez, porque según reveló el mismo Pocho en la revista Ovación, en julio de 1975, radio Agricultura no tenía una cabina adecuada ni grabadoras para reproducir las entrevistas, por lo que decidieron irse a Radio Continente.

El día que Artacho decidió salir de radio El Sol, los directivos de la emisora le propusieron a Lucho Izusqui sacar un programa similar, pero este no se animó. Quien sí lo hizo fue Alfonso “Pocho” Rospigliosi, porque ya tenía montado Ovación, nombre que fue tomado de su columna en el diario La Tercera de La Crónica.

Se cuenta que en 1964, Pocho se enteró por un amigo de la salida de Artacho de radio El Sol y que el gerente Gastón Guido Talavera había comentado en el Hipódromo que el programa Pregón Deportivo se había cancelado y estaban en la búsqueda de un nuevo espacio deportivo. Apenas confirmó el dato, se dirigió a los estudios ubicados en la cuadra 10 de José Gálvez en Santa Beatriz y les planteó llevar su elenco a la emisora. La empresa aceptó con la condición que salga al aire esa misma noche. Y, así lo hizo.

Entre 1964 y 1965, “Ovación” fue una sociedad entre Pocho y la emisora. Después se independiza y empieza su despegue como empresa y es cuando también nace el slogan “Donde se hace deporte, ahí está “Ovación”.

En 1968, Ovación transmite las Olímpiadas de México y dos años después México 70, campeonato donde participa la selección peruana. Estuvo también en los campeonatos, Argentina 78, México 86, Italia 90, Estados Unidos 94, Francia 98 y Corea-Japón 2002. Asimismo, en los Juegos Olímpicos Munich 72, Montreal 76, Moscú 80, Los Angeles 84, Corea 88, Barcelona 92 y Atenas 96.

En 1969, tras la obtención de la clasificación de la selección peruana al mundial de México 70, a pesar de la rivalidad que existía entre ambos, Pocho y Artacho conversan para comprar en forma conjunta los derechos de transmisión de México-70. Pero, mientras Oscar estaba en Buenos Aires visitando a su familia, Pocho conversa con el dirigente mexicano Guillermo Cañedo, presidente del Comité Organizador del mundial, logrando que sea “Ovación” quien tenga la exclusividad de la transmisión. Este hecho no hizo más que acentuar la rivalidad entre ellos.

Años después, Artacho se sacó el clavo cuando “Pregón Deportivo” logró los derechos para transmitir el mundialito de Brasil (1972) y el Mundial Alemania 74.

Por Ovación desfilaron grandes figuras de la radio. En la narración destacan Lucho Yzusqui, Tito Navarro, Juan Iglesias, Miguel Portanova, Roberto Zegarra, Javier Chávez, Toño Vargas, Pancho Lamarque, Luis Barbarán, Manuel Salinas Salamanca, Leo Rojas, Hernán Vega, Gustavo Armijos, Elejalder Godos, Rafael Jacobo y Pepe Carrión.

Entre los comentaristas, Lucho Garro, Koko Cárdenas, Enrique Valdés, Lucio Ossio Pastor (fundador y administrador del programa) Littman Gallo “Gallito”, Alfredo Carranza, Luis Valdez Reluz, Raúl Carrasco, Carlos Enciso, Ricardo Delgado, Mario Grau, Raúl Dreyffus, Roly Cadillo, Vicente Cisneros, Vides Mosquera y Ricardo Mora.

Después del Mundial España 82, Pocho lo trajo a Emilio Laferranderie “El Veco” por los problemas que este tuvo en Uruguay, su país natal, donde se había quedado sin trabajo. Lamentablemente esta relación no terminó bien. Al apartarse de Ovación El Veco sacó su propio programa en radio El Sol, “Las mañanas de El Veco” y finalmente pasó a RPP. Los Rospigliosi nunca le perdonaron al Veco esa actitud porque consideraban que los había traicionado. Ahora El Veco, Pocho y Miky están juntos en el más allá donde espero vivan en paz.

Como comentaristas de Ovación también estuvieron conocidos futbolistas como Tito Drago, Oswaldo “Cachito” Ramírez y Alberto “Toto” Terry, el entrenador Miguel Company y el arbitro FIFA Edison Pérez.

En 1980, tuve la oportunidad de trabajar en Ovación como locutor comercial y aún guardo el carné que Pocho me entregó con su firma. De esa manera me encuentro en la lista de locutores que se sucedieron a través del tiempo donde destacaban Germán Villalobos, Yowad Ali Mollik, Carlos Alberto Sosa, Antonio Llerena Marotti, César Muñoz, Jorge Eduardo Bancayán, Rómulo Pinto, Fernando Farrés, Hugo Almanza, Alberto Cuya Rivera, Carlos Castro, Raúl Cajas, Alejandro Madrid, Pedro Julca, Fredy Cavero y Pablo Livia Robles.

Como reporteros destacaron Orlando Huapaya “Huapayita”, Ramón “Chocherita” Sandoval, Julio Héctor Manrique, “Lolo” Diaz, Walter Perales, Alfonso Vilca, Alberto Chung, Beto Cruz, Fredy Lazo, Pepe Nieto, Jorge Changra, Pepe Olivera, Ronald del Águila, Santiago Ferrando Jr. y Pepe Leiva. Entre los técnicos los hermanos Ezequiel y Pedro Gonzales “Shulton”, Héctor Madrid, Segundo Linares y Aurelio Rojas y, entre los operadores Luis Vargas, César Gavilano y Antonio Medina.

En 1968, en los partidos del selecionado peruano para la clasificación del mundial México−70, surge el animador deportivo Roberto «pecoso» Ramírez con la frase «Arriba Perú» que las barras gritaban a todo pulmón en las tribunas del Estadio Nacional y Ovación lo asume como slogan para lanzarlo en los momentos más emocionantes de sus transmisiones. Y aquel grito de pasión que en un principio fue una ocurrencia del operador, se convirtió en característica del programa.

Por su carisma y su peculiar estilo para comentar la noticia, Pocho se hizo tremendamente popular. Con Ovación adquirió tal poder que algunos hasta lo vinculaban con el manejo mismo del deporte. Fue brillante e insuperable. Trabajaba con pasión y tenía buena memoria y buen olfato para saber dónde estaba la noticia. Fue él quien le sacó mayor provecho al teléfono en su afán de poner en contacto a sus oyentes con las grandes figuras del deporte nacional y mundial. Esto era sorprendente en una época en que más fácil era encontrar una aguja en un pajar que conseguir un contacto telefónico.

Inspirado en las célebres transmisiones de los locutores brasileños, le encantaba llamarlos de sus sobrenombres a los jugadores. Y si no lo tenían se los ponía porque los conocía a todos como la palma de sus manos. Era sagaz y enterado. El siempre decía: “Los clásicos Alianza−U, se juegan el domingo a las cuatro de la tarde o no se juegan”. No había dirigente o deportista que no lo temiera porque una sola de sus críticas podía encumbrarlos o enterrarlos para siempre. Su gran sintonía se sustentaba en una de sus frases favoritas “Hay que darle lo que le gusta a la gente”.

Pocho no solo se caracterizaba por su extraordinaria memoria para recordar nombres, fechas y jugadas, como los goles de Cubillas, sino también por su buen diente y buen oído. Le gustaba la buena comida y la buena música. Tenía una hermosa colección de discos y souvenirs que las iba incrementando en cada viaje que hacía al extranjero. Y por supuesto, que lo que más le gustaba era hablar en el micrófono y fuera de él.

Cuando debuté en Ovación como locutor comercial en 1980 en una transmisión que se hizo desde el estadio Nacional, Pocho nos invitó al restaurante Pollos Hilton de la calle Julio C. Tello en Lince. Entre los asistentes estaban Enrique Valdez, Elejalder Godos, Jácobo, Héctor Madrid y otros. Apenas nos vieron, los mozos dijeron: “Ya vienen los goles de Cubillas” y empezaron a preparar la mesa de “la cábala” según la llamaba Pocho a la mesa más grande, que muy pocas veces la cambiaba. Y lo primero que hizo fue pedir el teléfono inalámbrico para lanzar a la radio una primicia. Bromeó con el mozo Jaime Sukayama, el actual propietario del local, a quien lo llamaba “Cienciano” por haber nacido en Sicuani-Cusco. Me acuerdo que apenas nos sentamos, Sukayama no tuvo necesidad de preguntar qué es lo que deseábamos, lo único que hizo fue contar cuántos éramos y se retiró. Pocho, entretanto, tomaba notas, llamaba por teléfono, siempre estaba haciendo algo. Aprovechó la ocasión para comentar sobre la transmisión. Le preocupaba la falta de iniciativa de uno de los reporteros de la planta baja para entrevistar a algunos dirigentes, porque a él le gustaba dar una visión panorámica de todo lo que ocurría no solamente en la cancha, sino en las tribunas, los camerinos, las puertas y en las calles. Y este reportero no había logrado entrevistar al presidente del Club Alianza Lima, a pesar de sus recomendaciones, haciéndose ganar la primicia por otra radio de la competencia.

–Te dije que lo entrevistaras y no lo hiciste.

Pero, lo que más le molestó fue que otro reportero no estuviera atento a la publicidad. Y como tomándole el examen delante de todos, le preguntó:

– ¿Cuál es la pila?

–¡Ray o vac es la pila!

– ¿Qué pasó, qué pisó?

– ¡Pisopak!

– ¡Eso es lo que quiero!, ¿Por qué te quedaste sin responder en el partido?

–Pensé que la pregunta era para Mario Grau.

–No señor. Esa disculpa no vale. La próxima que te equivoques…

En ese momento, como salvándole la vida llegaron los mozos trayendo las canastas con la comida. (En ese tiempo, el pollo no se servía en plato sino en canastas hechas de carrizo). Cada canasta contenía medio pollo, abundante papa frita y ají molido. Pocho se cuidaba de comer mucho, pero cuando le picaba el diente no había quién lo pare. Esa noche pidió un pollo entero. De rato en rato lo miraba para saber si lo terminaría. ¡Increíble! se lo acabó como si se tratara de un pichón.

En otra ocasión, cuando empecé a trabajar como jefe de publicidad de Importaciones Hiraoka le sugerí al gerente contratar avisos en Ovación para promocionar los relojes Citizen. Y para definir las cláusulas del contrato invité a Pocho a almorzar en el chifa Lung Fung. Al parecer pensó que quería plantearle mi retorno a Ovación, programa del que me había retirado por mi trabajo en Panamericana Televisión. Y como pasaban los minutos y yo no le hablaba del tema, fue él quien tomó la iniciativa.

–Tengo problemas con mi locutor comercial. Necesito que vuelvas – Me pidió.

–No puedo, tengo a mi cargo la locución en off del canal, la jefatura de promociones, la locución en los partidos que transmite Humberto y ahora me tienes como jefe de publicidad en Hiraoka.

Y de inmediato le expliqué que la razón de la reunión no era para pedirle volver a Ovación sino para contratar avisos para una nueva marca de relojes.

–Bueno hablemos del auspicio. La idea es excelente. Ya que tú estás en esto te lo dejaré a un precio especial. ¿Tienes ya la cuña?

–Sí, claro, Citizen, la marca exacta para un gran reloj.

–Me gusta. Empezamos mañana – Afirmó sin darme tiempo siquiera a hacer la consulta con la gerencia.

El mozo del Lung Fung esperaba en la puerta del apartado sin atreverse a interrumpirnos. Daba la impresión que no le incomodaba esperar porque se le veía feliz. Claro, era su mejor oportunidad para ver de cerca al periodista que le hacía vivir las más grandes emociones deportivas en la radio. Al darme cuenta que estaba parado como un poste agarrando su libreta de apuntes le pedí a Pocho que escoja los platos. Luego de repasar el menú a vuelo de pájaro, ordenó el pedido. Al poco rato, el mozo regresó trayendo tres fuentes muy bien presentadas, como era el estilo del Lung Fung. Se suponía que el pedido era para los dos, sin embargo Pocho, con la mayor naturalidad me preguntó:

– ¿Y tú no te vas a servir nada?

Me quedé sorprendido porque jamás imaginé que toda esa comida sería solo para él. No me quedó otra cosa que ordenar mi pedido.

A Pocho siempre lo admiré por su velocidad de reacción. Estaba en todas. A pesar de su voluminosa envergadura era muy activo. Ni bien terminaba con sus obligaciones en la televisión, donde tenía a su cargo el programa Gigante Deportivo, se iba al estadio para dirigir las transmisiones de Ovación y luego salía apurado para escribir su columna en el diario El Comercio, donde Guillermo Alcántara, jefe de la página deportiva, no le perdonaba ni un solo error. Al contrario, con Pocho era más estricto que un árbitro en un clásico Alianza−Universitario. Y siempre andaba con el hígado revuelto porque Pocho escribía tal como hablaba en Ovación. Y claro, a quien más se le hacía una sopa de letras era al corrector.

–Se quejan de todo. En cualquier momento me voy – Me dijo.

–Piénsalo bien. Tú sabes, El Comercio es El Comercio. Además, tu prestigio está subiendo. No es como estar en la Tercera.

–Están que me joden – Me dijo con la franqueza que lo caracterizaba mientras saboreábamos un lomo saltado en el restaurante Raymondi del Jr. Miroquesada, en pleno Centro de Lima, antes de irse a escribir su columna en el diario.

En Panamericana Televisión, además de ser locutor de planta, tenía a mi cargo la jefatura de promociones y la locución comercial de todos los eventos deportivos por lo que mis viajes al exterior, junto con Humberto Martínes Morosini, eran frecuentes y no como ahora que los locutores se quedan en cabina.

Humberto también era otro fuera de serie. Cuando se desempeñaba como presidente del Círculo de periodistas del Perú y yo presidía la filial de esa entidad en Cusco, lo invité para que dicte un ciclo de charlas junto con Miguelito de los Reyes de Pregón Deportivo y Javier Rojas, Jefe de la página de deportes del diario Expreso y comentarista deportivo de Panamericana Televisión. Allí se explayó contando sus experiencias y haciendo recomedaciones a las nuevas generaciones, siendo muy aplaudido.

Con Humberto hice locución comercial en muchas transmisiones en Perú y en el extranjero. Tenía buen diente y un paladar muy exigente. Como buen arequipeño le encantaba el ají. Recuerdo que la vez que fuimos a Santiago de Chile, en un restaurante pidió un bife tan grande que se salía del plato y ante la sorpresa de todos sacó del bolsillo un rocoto peruano y lo cortó para darle el picor con el que acostumbraba aderezar su plato.

En estas transmisiones yo disfrutaba con cada una de sus ocurrencias. Fue él quien le bautizó al esférico como “la de cuero” y “la número cinco”. Cada vez que había un gol espectacular decía que el balón había ingresado al “rincón de las ánimas”. Y otras de sus recordadas frases era “Aquí no pasa nada”. Bastaba una sola inflexión en su narración para que yo entrara con la cuña comercial. Y solo cuando mencionaba el tiempo o el resultado, me podía extender leyendo un texto más largo, porque no le gustaba que lo interrumpieran innecesariamente.

En ese tiempo las presentaciones de los programas en la televisión se hacían en off. Recuerdo que en las noches, por ejemplo, antes de poncharse los rostros de Humberto y Zenaida Solís, su compañera de locución, yo decía…”En nuestro próximo, próximo…24 Horas”

Para la transmisión del Campeonato Mundial de Fútbol España-82 la última vez que participó la selección peruana en un mundial, Panamericana Televisión formó un equipo completo de narradores, comentaristas, locutores comerciales y técnicos. Esto fue posible por la decisión de los hermanos Genaro y Héctor Delgado Parker, acostumbrados a las grandes hazañas televisivas quienes, coincidentemente, habían vuelto del extranjero tras la confiscación de su canal por el Gobierno Revolucionario. Ambos tenían muchas ganas de demostrar que seguían siendo los hombres que más sabían de televisión en el Perú. Por eso no escatimaron ni un solo dólar para enviar al mundial un equipo completo integrado por Humberto Martínez Morosini (Narrador), Alfonso “Pocho” Rospigliosi, (Comentarista), Lucho Garro (Comentarista argentino), Miguel Portanova (Narrador), Tony Tirado (Comentarista), Fernando Farrés (Locutor Comercial), Lucho Izusqui, (Narrador) Raúl vargas Bouquesne (Locutor Comercial), Javier Maza (Reportero) Miguel López Cano (Narrador) y yo en la locución comercial y en la narración de las noticias que se enviaban desde «Torre España».

Genaro hizo debutar a su hijo Gustavo en la producción y administración del programa en Madrid. Nuestras operaciones estaban centralizadas en Torre España, un edificio construido exclusivamente para las transmisiones del Campeonato Mundial, ubicado cerca al hotel Convenciones, donde nos alojamos.

Esta era la primera vez que Pocho transmitía un mundial por televisión, haciendo que su popularidad subiera al máximo. Pero ni por eso abandonó la radio. Podía dejar cualquier cosa menos Ovación, y siempre por radio El Sol. Soñaba que uno sus hijos le tomen la posta. Juan Carlos le daba la mano en la producción de Gigante Deportivo, pero no le apetecía el micrófono y, Miky todavía era un niño. Sin embargo, a pesar de su corta edad ya lo acompañaba al estadio, hasta que lo hizo debutar a su vuelta de Argentina. Esa tarde Pocho se emocionó hasta las lágrimas y calló por un rato.

–Ahora sí, Ovación tiene para largo – Nos dijo a quienes nos hallábamos en la cabina.

Luego de su muerte en la clínica Tezza, como consecuencia de un infarto, efectivamente Miky le tomó la posta, pero a los pocos años perdió Ovación por la vía judicial, aunque él decía que se lo habían arrebatado. Y finalmente un cáncer al colon terminó con su vida. Actualmente la empresa está en manos del Ingeniero Carlos Flores.

Para quienes como yo hemos vivido en aquella época de oro de la radio, pienso que este medio seguirá siendo el buque insignia de las comunicaciones, no solo porque de ella nacieron y siguen naciendo los demás medios sino porque ya se salvó de sucumbir ante la competencia de la televisión. Es verdad que hubo un tiempo en que ya nadie la escuchaba, salvo en aquellos lugares donde no se veía la televisión, pero se salvó con la ayuda del teléfono, los celulares y la señal satelital porque con la ayuda de estos nuevos instrumentos empezó a transmitir las noticias desde el lugar de los hechos, adelantándose siempre a la televisión. Es en ese campo donde logró sacarle mayor ventaja, sobre todo en los primeros años ya que los videos para ser transmitidos por Tv tenían que ser editados previamente, tarea que por lo general demoraba varias horas.

El cable y el teletipo también contribuyeron a darle mayor dinamismo a la radio, haciendo que las noticias se transmitan casi en el mismo instante en que estas se producían. Por eso a finales de los cincuenta ya se podía escuchar…

– ¡Flash!…En otro histórico triunfo el tenista peruano Alejandro Olmedo ganó la final de Wimbledon, luego de su brillante hazaña de recuperar para los EEUU la Copa Davis. Después de dos años logra esta nueva hazaña, hoy 4 de julio de 1959, en solo una hora y doce minutos que duró el match. El codiciado trofeo fue entregado por la duquesa de Kent en un día nublado, pero brillante para todos los peruanos.

Luego de un riguroso entrenamiento bajo la dirección del entrenador Perry Jones gana el Gran Slam venciendo nada menos que al legendario tenista australiano Rod Laver. El diario Sydney Herald, al referirse a su triunfo publicó un artículo donde se leía: Un fantasma se cierne hoy sobre el mundo del tenis. Un fantasma de América Latina. Conocimos a Pancho Gonzáles de México, y ahora hay un meteoro más en el sur”.

¿Y quién era Olmedo? Un joven peruano, nacido en la ciudad de Arequipa en 1936. Su padre fue entrenador en el club Internacional. En 1954 viaja becado a los Estados Unidos para continuar sus estudios universitarios. Sus compañeros lo llamaban “el cacique” por su liderazgo. Se hizo conocido cuando ganó el campeonato universitario.

Aquel muchacho que había empezado como recogebolas en el club Internacional de Arequipa se convierte así en una leyenda tras ganar el abierto de Australia y Wimbledon representando a ese país.

A su retorno a Lima, el pueblo le tributó una vibrante recepción en el aeropuerto internacional, acontecimiento que fue transmitido en directo por varias radioemisoras. El Presidente Manuel Prado, en emotiva ceremonia llevada a cabo en palacio de gobierno le concedió la condecoración de Los Laureles del Deporte que actualmente se exhibe en la parte más alta del Estadio Nacional.

El Perú vivió la misma emoción como cuando Luis Horna junto al uruguayo Pablo Cuevas, en junio−2008, se consagró campeón del torneo de Roland Garrós, luego de ganar a la dupla integrada por el serbio Nénad Zimonjic y el canadiense Daniel Nestor por 2−0, partido que se prolongó por 53 minutos.

La diferencia con Olmedo es que Luis Horna ganó la Roland Garrós en dobles y representando a Perú, en cambio el cacique lo hizo de manera individual y representando a los Estados Unidos.

Sin embargo, por aquellos años, el triunfo de Olmedo no era suficiente para levantar la alicaída moral de los peruanos porque nuestro país estaba atravesando por serias dificultades económicas que ponían en jaque al gobierno de Prado, tras la dictadura de Odría. La falta de trabajo era agobiante y, si había, los sueldos estaban por los suelos.

En 1962 el candidato por el Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre gana las alecciones y los militares dan un golpe de estado aduciendo irregularidades en los comicios. La gran mayoría de peruanos no podía comprar un televisor por los altos precios. Por esa razón, algunos municipios instalaron receptores en los parques, para que los vecinos disfrutaran de los estupendos programas en vivo y en directo que el canal 13 los transmitía, como “Esta es su Vida” conducido por Pablo de Madalengoitia.

Pero la gran mayoría seguía escuchando radio, a través de la onda media local y la onda corta internacional. Precisamente la noticia que concitó un gran interés, transmitida por la Voz de los Estados Unidos de América, emisora que luego se convirtió en la Voz de América (VOA), fue el discurso del presidente John F. Kennedy, anunciando su programa de ayuda a Latinoamérica denominado “Alianza para el progreso” con la finalidad de atender a los millones de hombres y mujeres que sufrían a diario la degradación del hambre y la pobreza.

En aquella ocasión Kennedy dijo a través de la radio que este plan de diez años estaba destinado a transformar la década de los 60 en una década de progreso y desarrollo para los pueblos latinoamericanos. Asimismo, anunció una primera ayuda de 500 millones de dólares.

Por esa misma época, Fidel Castro triunfaba en Sierra Maestra, iniciando una de las más históricas revoluciones después de la gesta de Túpac Amaru II. Sus encendidos discursos se transmitían por Radio la Habana-Cuba “La voz del territorio libre de América”, como decía su slogan y la figura del Che Guevara crecía convirtiéndose en ídolo de las nuevas generaciones de jóvenes que le seguían los pasos y claro, también la CIA, porque precisamente fueron sus agentes los que pusieron en alerta a las fuerzas Armadas bolivianas para capturarlo. Según versiones filtradas a la prensa El Che fue capturado con vida y luego asesinado por orden de los altos mandos militares, aunque algunos aseguran que la orden vino desde la oficina de la Central de Inteligencia Americana.

Estamos seguros que, quienes dieron la orden, jamás imaginaron que en lugar de matarlo lo estaban inmortalizando porque, a partir de ese día, su imagen se convirtió en el símbolo de la revolución y de la cultura POP. Ni el tiempo pudo borrar aquella imagen barbaba que, a pesar de los años, aún se sigue exhibiendo en los grafittis dibujados en muros y paredes de todo el mundo y los jóvenes en sus camisetas.

Mientras el Che moría en Bolivia, en el Perú una descomunal subida de precios ahondaba la angustia de miles de niños desnutridos. A esto se unían el encarecimiento de las pensiones universitarias y los pasajes, que seguía agobiando a las familias. Por otro lado, la falta de empleo y la política del tarjetazo aplicada en las entidades del estado, ahondaban el descontento general. La radio minimizaba estos hechos por temor a las represalias gubernamentales o simplemente porque sus propietarios estaban coludidos con el régimen de turno.

Los jóvenes no podían expresar abiertamente sus anhelos de renovación porque la radio y los demás medios de comunicación les cerraron las puertas por temor a perder la publicidad porque los grupos de poder económico se irritaban con solo escuchar la palabra cambio. Temerosos que se desborden esas masas por la muerte del Che Guevara, la ultraderecha, a través de los medios que manejaban, alentaba a los militares para perpetrar golpes de estado. Era vergonzoso ver a quienes constitucionalmente estaban obligados a defender la integridad del territorio nacional proteger los intereses de estos grupos de poder, descuidando las fronteras de la patria.

Estos nismos grupos que manejaban los medios se daban el lujo de poner y sacar ministros de estado, especialmente el de Hacienda. Para esto instruían a los directores para que los demuelan sin piedad a través de campañas periodísticas que escribían sus columnistas a sueldo.

Hasta las fuerzas policiales fueron convertidas en fieles guardianes de sus intereses. Todo mitin estudiantil en el Parque Universitario, cualquier manifestación del Sindicato de Trabajadores en la plaza Unión y toda marcha de protesta en la Av. Abancay eran disueltos a fuerza de bombas lacrimógenas. El carro rompe manifestaciones, bautizado como Rochabús, se convirtió en el símbolo de la represión.

La temida PIP hacía seguimientos, allanamientos y detenciones sin orden judicial. No existía ninguna Comisión de Derechos Humanos, ni Defensoría del Pueblo, que saquen la cara por los detenidos, mucho menos fiscales que denuncien esos abusos. Nadie podía hablar con entera libertad por temor a ser delatados por los soplones quienes estaban en todas partes y tenían la obligación de reportar todo lo que veían y oían, hasta los chistes que se contaban los parroquianos de bares y cantinas, referidos a los personajes más patéticos del gobierno. Y lo peor, bastaba una simple sospecha para ser detenido. Los soplones, muchas veces se inventaban historias para justificar su paga y de paso eliminar a sus rivales, sean estos de amor o negocios.

Esta fue la etapa negra de la radio que jamás debe volver porque este medio, como cualquier otro, debe estar al servicio de los grandes mayorías y no de pequeños grupos de poder.

13 respuestas to “La Radio, hechos y protagonistas”

  1. NEIL Says:

    Quisiera alguna informacion referida a un programa de los años ochenta de radio Selecta: «60 minutos para recordar» El locutor fue uno de los mejores que tuvo esa emispora. Quisiera que me indiquen el nombre y apellido de aquel personaje que le dio ímpetu a programacion de las mañanas (De 10 a 11 y 30). Si pueden, favor envíenlo a mi correo.Me parece que fue Juan Aratrista Sota. Gracias

    • herberthcastroinfantas Says:

      Hola Neil:

      Es posible que se trate de Juan Alatrista. Parece que estuvo en la época en que dirigían radio Selecta Emilio Guerra y Oscar Artacho (Hijo), luego del fallecimiento de su papá el gran director de Pregón Deportivo Oscar Artacho. Me alegra que lo recuerdes. Espero que tu comentario sirva para que alguien nos proprcione más datos. Yo también estoy interesado para incluirlo en las historias que cuento en la sección «Páginas» de este mismo blog.

  2. luisa Says:

    buenas tardes, me gustaria saber un poco sobre el Cantaautor Oswaldo Morales quien visito Colombia en el año 1970 y estuvo en la Hora Phillis y en radio Nuevo Mundo, si mal no recuerdo por espacio de dos semanas. Si pudieran enviarme algun comentario a traves de este medio estaré agradecida. Los hits de Oswaldo Morales en aquel momento eran Cinco Centavitos y Perdamosnos.

    • herberthcastroinfantas Says:

      Hola Luisa: Espero que alguno de los lectores del blog sepa algo de Oswaldo Morales y haga realidad tu deseo. Yo también estoy interesado en saber algo de él para incluirlo en esta crónica donde hablo de la nueva ola que increíblemente tiene miles de lectores. Suerte.

  3. REYNALDO SHOLS PEREZ Says:

    Distinguido colega Herberth Castro Infantas: Lo felicito por su blog. Debo hacerle dos precisiones acerca de mis colegas en Radio Miraflores, el nombre verdadero de la srta. conductora de «LA JUVENTUD PERUANA TRIUNFA» es Nelly Mendível Castro y no Carmen como erroneamente se consigna. Laboré en Radio Miraflores con EL SHOW DE RENATO SHOLS de 2:30 a 5:30 p.m. desde 1971 hasta 1980. Anteriormente trabajé con el conductor de BEATLEMANIA, Pepe Barreto y no con Pepe Quiroz como se detalla.
    Igualmente, el Sr. Alonso Alegria en su obra OAX: CRONICA DE LA RADIO EN EL PERU, omite a los elencos de tantos triunfos como son: RADIO ATALAYA: Freddy Morales, Rolly Cadillo, Renato Shols, Branny Zavala, Pepe Barreto, Gustavo Galliani, Antonio Esparza y Tony Marbel. Igualmente al plantel de radio Miraflores en la prodigiosa década de los ’70, Rafael Ortega, Elizabeth Ortega, Dante Capella, Nelly Mendível Castro, Renato Shols, Enrique Llamosas, Diana García, Lucho Alvarez, Lucho Arguelles, Adolfo Sobenes y Tony Marbel.
    De RADIO AMERICA, no se consigna al gran José Carlos Kovaz en LO QUE EL MUNDO NECESITA ES AMOR, a Guillermo Llerena Godoy de radio El Sol y actualmente en radio Doble 9. Hay muchos nombres mas que reivindicar. Saludos y a sus gratas ordenes, Renato Shols, Locutor Profesional. Patente de Trabajo Número 347.

    • herberthcastroinfantas Says:

      Apreciado Renato:

      Gracias por la valiosa infomación que me alcanzas. La omisión será subsanada inmdiatamente. Esta crónica no estará completa mientras existan estas ausencias como las que mencionaste. Ojala que, al igual que tú, hayan otros colegas que me hagan llegar más datos. Un abrazo.

  4. Luis Alberto Espinoza Bazàn Says:

    Amigo Herberth, valioso informe el suyo pero debo hacer muchas precisiones para completarlo, el cambio del estilo de la radio se iniciò en los años 50′ anteriormente las emisoras pasaban mùsica criolla, tangos, musica española, y musica ranchera de Mèxico. Fue un disc-jockey norteamericano que llegò a Lima a fines de 1949, llamado Barton Wilson, quien a travès de Radio Amèrica dio a conocer los èxitos de los grandes cantantes anglosajones de moda, que antes solo conociamos a travès de la onda corta, el programa era totalmente en idioma inglès y se transmitia de dia y de noche, al cierre de cada emisiòn Barton se despedia con el tema «Dream» por The Pied Pipers con la Orquesta de Paul Weston. El fue el primer DJ que enseñò la forma de conducir un espacio musical con categoria. En cuanto al Maestro Roy Morris Nycander, quien este pròximo 22 de Setiembre cumple 78 años , se iniciò como discotecario de Radio Panamericana en 1953, y en 1984 fue el creador del famoso programa «Ritmos y Estilos» que se iniciò en «Stereo Lima 100», justo hoy 11 de Setiembre si aun existiera esta emisora hubiera cumplido 50 años, pues con el nombre de Radio 100 FM fue la primera estacion de Frecuencia Modulada en el Perù.
    David Odria gran maestro, se iniciò en Radio La Crònica, su voz microfonica la recordamos todos por su perfecta dicciòn y modulaciòn.
    Hay un locutor deportivo que no ha sido mencionado: Carlos Vera Zusunaga, gran narrador, es de la misma època de Humberto Martinez, otro tambien ignorado es Juan Iglesias, quien en los años 60′ fue uno de los primeros disc-jokeys que tuvo su espacio juvenil por Radio Lima.
    Sobre la radio amigo Herberth hay muchisimo que comentar.
    Hasta otro momento, porque tengo que hacer mas precisiones en su blog

  5. Luis Alberto Espinoza Bazàn Says:

    Extenso informe amigo Herberth, pero hay datos que deben ser consultados a diversas fuentes para no equivocarse.Aqui se menciona que en Lima se estrenò en el cine Colòn la primera pelicula sonora en 1920 cuando recien en 1927, los Estudios Vitaphone de la Warner Brothers de USA, hicieron la hazaña de filmar la primera pelicula sonora titulada «The Jazz Singer», con el famoso actor y cantante Al Jolson. Esta cinta fue un experimento sonoro, porque se pudo sincronizar por primera vez el sonido con la imagen y sucediò como dije en 1927. Antes de esa fecha, todas las cintas eran mudas, y durante la proyecciòn se acompañaba con un piano que era ejecutado por un mùsico que se pasaba horas enteras tocandolo, para acompañar la funciòn de turno. Yo colaboro con el Maestro Josè Carlos Servàn Meza, porque tiene un inmenso catalogo de personajes, a los que el comun de la gente no apoya, porque no conoce la historia. Yo trato de poner un granito de arena en tan dedicada labor que debe ser leida por todos los que de alguna manera u otra estamos inmersos en lo que significa la comunicaciòn audio visual.

  6. SAUL VALENCIA VALENCIA Says:

    Hola amigos del blog:
    Quiero saber noticias de los locutores nuevaoleros de los maravillosos años 60, 70 y 80 Raúl Romero Cadillo con su «Festival del recuerdo», y Carlos Alatrista de Radio Unión. Y si todavía tienen programas similares y en qué radios u otro medio.
    Estaré agradecido por su respuesta.
    Saul Valencia – Ayacucho

  7. Luis Alberto Espinoza Bazàn Says:

    La escuela dejada por Barton Wilson, tuvo en Dante Luis Capella Pinasco a su mejor alumno. Capella en la dècada de los 60′ tuvo un programa de Jazz en Radio 100 FM llamado » Jazz en 100″ auspiciado por Carlo Camusso. Aunque el nos indicò que su primer espacio radial lo tuvo en «Radio Luz», una estaciòn de amplitud modulada,que comenzò a operar a mediados de los 50′. Luego tuvo espacios de leyenda: El Club del Disco Sears, Por los surcos del èxito,(Radio Miraflores), el màs reciente fue:»Los nuevos viejos tiempos» por Stereo Lima 100 ello fue a inicios de los 90′. Capella es un maestro en toda la extensiòn de la palabra, fue el primer director del departamento de catalogos extranjeros y siempre demostrò amplio conocimiento y criterio para lanzar en prensaje nacional los discos de la Fabrica El Virrey.Tambièn es muy recordada su actuaciòn al lado de Oswaldo Vàsquez en el programa:»High Life» que transmitia Canal 4 a inicios de los 60′, con la direcciòn de Armando Cerna.
    El maestro Capella hoy està retirado de las actividades radiales, hace pocos meese fue entrevistado por Johnny Lòpez en su programa «El Buho Curioso, y demostrò que sigue siendo una voz autorizada dentro del campo de la locuciòn radial. Felizmente tenemos a estos grandes maestros que siguen siendo cordiales y sencillos en el trato con los demàs, lo cual demuestra su autèntico don de gentes.

  8. luis colina Says:

    que recuerdos de la infancia y adolescencia

  9. luis colina Says:

    para los que nos desterramos,la unica manera de escuchar radio del peru,es por internet

  10. juan puente arce Says:

    Hola,mando un saludo para don Rómulo Cadillo Pinto locutor de radio Ovacion. Por suerte tengo el agrado de conocerlo, espero que se este cuidando mucho y nos encontremos muy pronto. Se despide Juan Puente Arce

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