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Homenaje al Maestro

9 julio, 2014

Este 6 de julio, como todos los años desde 1953, se celebra en Perú el Día del Maestro, en homenaje a la primera Escuela Normal de Varones fundada por el libertador José de San Martín, un año después de la independencia, como muestra de la gran preocupación del gobierno que se iniciaba por la formación docente, base fundamental de la educación.
La resolución fue firmada por el marqués Torre Tagle, el 6 de julio de 1822, siendo el escocés Diego Thomson su primer director y el encargado de desarrollar el sistema educativo en la naciente República.
El 4 de mayo de 1953, el presidente Manuel A. Odría oficializa esta fecha, como el Día del Maestro.
En esta ocasión, tan significativa, no quiero dejar pasar la oportunidad para agradecer y rendir homenaje a quienes a lo largo de mi vida me formaron intelectual y espiritualmente y me enseñaron a caminar siempre por la senda del bien. Gracias por la educación que recibí.
Es verdad que la formación intelectual y moral de las personas, no es responsabilidad solo de los maestros sino, sobre todo, de nuestros padres, de la sociedad que nos rodea y, ahora, en esta vida moderna en que vivimos, de la influencia de los medios de comunicación, particularmente de la televisión, de la internet y toda su gama de redes sociales.
Y claro, la responsabilidad radica también en nosotros mismos, que empieza asimilando los consejos de nuestros padres y luego las enseñanzas de nuestros maestros.
Pero, hoy nos ocuparemos del maestro, porque es quien se merece tener la estrella pintada en la frente. Es el momento de decirle gracias por haber tratado de hacer de nuestras vidas lo mejor.
Gracias maestro, por su compromiso con la sociedad, por su vocación de servicio, por su indesmayable afán de formar valores y proteger nuestra identidad de peruanos.
Gracias por ser también los padres sustitutos de nuestros hijos. Por ser la luz que ilumina su camino, por su paciencia y calidez.
Feliz Día abnegados maestros que, sin ganar lo que se merecen, batallan día a día en la formación de nuestros niños y jóvenes. Solo ellos saben y sienten que educar es una hermosa tarea, como la del artista que pinta un hermoso cuadro y tiene que afrontar sacrificios y desvelos para plasmar en el lienzo todo lo anhela y sueña.
Mi mayor admiración para aquellos maestros que se preocupan más por los que menos saben y no solo por los que tienen facilidad para el aprendizaje.
Mis respetos por el maestro bilingüe que enseña en la lengua nativa de su alumno y, a la vez tiene que enseñarle en español, lengua con la cual se abrirá un futuro mejor en nuestra sociedad. Y ahora con las nuevas necesidades de comunicarse con el mundo también tiene que enseñarle inglés para que no se quede retrasado porque no creo que el ministerio implemente este curso en todos los centros educativos del país, sobre todo en las zonas rurales.
Y estoy seguro que saldrá adelante porque el maestro de provincias da la vida por sus alumnos, es dedicado, responsable y honesto. Jamás le falta voluntad porque sabe que no es mejor maestro el que más sabe sino el que mejor enseña, que brinda generosamente sus conocimientos, pero también afecto.
La labor del maestro de provincias es heroica, porque muchas veces tiene que enseñar en aulas multigrado, es decir distintos grados a la vez en una sola aula. Y como si esto fuera poco, tiene que convertirse en padre y madre de niños huérfanos o abandonados, tal como sucede en las comunidades nativas más alejadas de nuestra sierra y selva. Allí, el maestro es autoridad, médico y hasta consejero espiritual.
Mi homenaje a todos los maestros del país, particularmente a aquellos que sin contar con la infraestructura adecuada ni los materiales educativos necesarios, como ocurre en las zonas de frontera o a más de 4 mil metros de altura en la sierra, siguen con este apostolado, bregando día a día en la formación de sus alumnos.
Felicitaciones a estos valerosos forjadores de hombres, postergados por sucesivos gobiernos que han hecho muy poco por mejorar las políticas educativas y la condición laboral de sus trabajadores. Al maestro de Secundaria que tiene que lidiar con el bulling y la violencia en las aulas y hasta con bandas estudiantiles. Al docente universitario, en cuyas manos los padres encomiendan la formación profesional de sus hijos. Al maestro técnico que forma jóvenes para el desarrollo industrial de nuestro país y al profesor de Educación Física, porque cree firmemente en aquello que «en cuerpo sano, mente sana».
Mis respetos a esos maestros que lo entregan todo y sin embargo son criticados por inconformes padres de familia que les exigen mayor rendimiento sin hacer nada de su parte, sabiendo que la educación no es tarea de uno sino de todos.
Mi homenaje a los maestros olvidados del Estado, pero sí, recordados por millones de hombres que vivimos agradecidos por su valiosa labor.
Feliz Día del Maestro.