La Virgen que escogió Abancay para reinar

No hay seguramente un lugar en el mundo donde se venere a la Virgen del Rosario, con mayor fervor religioso que en Abancay. Cada 7 octubre es un día especial, las calles se colman de fieles y su fiesta compromete a toda la comunidad católica. En Abancay, María y Rosario, son los nombres que más escogen los padres para ponérselos a sus hijas, Y si quieren inscribirlas en los registros de nacimientos con dos nombres, el primero casi siempre es María. Por eso podemos encontrar a cada paso a “Charitos” y “Maris”: María Cristina, María Soledad, María de los Ángeles, María Encarnación, María de las Nieves, María Candelaria, María Concepción, María José, María Fernanda. María Isabel, María Celeste, María del Carmen. En fin, podemos llenar páginas y páginas con miles de combinaciones con el nombre de la virgen María.En mi adolescencia me gané algunos besos cuando las chicas, a quienes les preguntaba su nombre, tenían la costumbre de responder: ¡adivina! Y yo las retaba diciéndoles “Si adivino ¿me gano un beso de premio?”. Algunas me respondían volteándome la cara y sus cabellos y acentuando la palabra letra por letra “eres un fresco”, pero luego de pensarlo me decían “bueno pues”.Me quedaba en silencio unos segundos para darle mayor suspenso al juego y me bastaba con afirmar que se llamaban “María”…y ¡acertaba! Mi madre, como la gran mayoría de damas abanquinas, era muy devota de la mil veces nombrada “Nuestra Señora del Rosario”. Como enfermera trabajó incansablemente durante 35 años en el hospital del Ministerio de Salud, hoy “Guillermo Díaz de la Vega”, precisamente con este excelente médico, cuyo nombre como homenaje lleva nosocomio. En la vida de mis padres hay algo especial. Ambos nacieron el mismo día, el 17 de mayo de 1917, un día como mañana lunes. y fallecieron en el mes de diciembre, él a los 33 años y ella a los 85.Mi madre, la nombraba a la virgen en todo momento y se santiguaba al amanecer, antes de consumir sus alimentos y al acostarse, o cada vez que pasaba por alguna iglesia, una capilla o el cementerio.En mi casa había varios cuadros con la imagen de la virgen, uno en especial que lo vi desde que nací porque estaba en el dormitorio de mis padres. Se trataba de una foto de la famosa pintura al óleo, sobre lienzo, realizada por el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo entre los años 1650 y 1655, que siempre me llamó la atención. Por eso cuando viajé la primera vez a España y visité el Museo del Prado, me quedé un buen rato contemplando esta bella pintura que, según explicaba la guía del museo, anteriormente se hallaba en el Monasterio de El Escorial.“La Bienaventurada Virgen María del Santísimo Rosario”, como se la conoce en España y muchos lugares del mundo, dicen que se le apareció a Santo Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, con el que le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara en todos los lugares que visitara. Santo Domingo le prometió que así sería.El santo, cumpliendo su promesa, se lo enseñó a los soldados que estaban bajo el mando de su amigo Simón IV de Montfort, antes de la Batalla de Muret. Por las débiles condiciones de su ejército, no tenían muchas esperanzas de ganar la contienda. Sin embargo, se ganó. Esta victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.En el siglo XVI el Papa Pío V instauró el 7 de octubre como fecha dedicada a la Virgen, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que invadían Europa, triunfo atribuido también a la Virgen del Rosario, por lo que, a partir de ese día, se la denominó “Nuestra Señora de las Victorias”.En 1571, cuando los turcos habían decidido acabar con la cristiandad y los musulmanes ya habían dominado el norte de África, Medio Oriente y otras regiones, se preparaban para dominar España y acabar con el cristianismo. El Papa Pio V pidió a todos rezar el rosario para obtener la victoria porque los turcos poseían la flota más poderosa del mundo, además de tener como remeros a miles de cristianos esclavos.Los españoles estaban en gran desventaja con una flota pequeña, pero poseían un arma insuperable: El santo rosario. Fue así que la victoria se dio a favor de los cristianos, y el Papa Pio V instituyo la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el siete de octubre.En Abancay, Capital de la región Apurímac, desde niño escuchaba una serie de relatos de labios de mi madre Estela Infantas, vinculados a la historia de la joven provincia. Entre estos, uno que más me impresionó fue la Historia de la aparición de la imagen de la Virgen del Rosario sobre una inmensa rosa que hoy todavía existe.Esta historia a su vez se la había contado mi abuela Adelina, cuando mi madre y sus hermanas Esther,Elsa y Aurora aun eran niñas, se reunían en las frescas noches abanquinas, bajo ese cielo maravilloso lleno de estrellas,en los jardines de la propiedad que tenían, conocida como la Quinta Infantas.Esta misma historia coincidentemente se contaba en las casas de mis amigos y en general en casi todos los hogares abanquinos, por eso cuando nos reuníamos los chicos hablábamos de lo mismo y claro, algunos le añadíamos algo más de nuestra imaginación.Lo cierto es que la versión que alcanzó más credibilidad, es aquella que asevera que, cuando los primeros españoles llegaron a Abancay, se les ocurrió migrar a un lugar de clima más fresco, huyendo del extremo calor que hacía en las riberas del río Pachachaca, sobre todo en los meses que, como dice mi amigo Abraham Levy, terminan en “bre”: setiembre, octubre, noviembre y diciembre, temporada en que abundaban los zancudos y los mosquitos y temían adquirir enfermedades como el paludismo y la hepatitis.Es así que, este grupo de españoles, llega a Qorowani, un hermoso lugar ubicado en Tamburco, el distrito que prácticamente está pegado a la capital apurimeña, Y como la mayoría de este grupo de españoles era de Málaga y Sevilla, lugares de gran veneración a la virgen, lo primero que hicieron fue levantar un altar para su patrona, la Santísima Virgen del Rosario. Con motivo de su entronización, con asistencia del párroco de Abancay, máxima autoridad eclesiástica en esa época, se realizó una gran fiesta que se prolongó hasta la medianoche, que no era común en una comunidad que tenía por costumbre acostarse al ponerse el sol y se levantaba con los primeros rayos de luz que les brindaba su dios, el astro rey.Precisamente el más madrugador al levantarse se dio cuenta, ¡oh sorpresa!, que la virgen había desaparecido. Fue entonces que se armó un gran alboroto y se inició una búsqueda por toda la zona, pensando que algunos indígenas resentidos porque se estaban reemplazando a sus dioses ancestrales, la habían ocultado a la virgen.Hasta que un pastor que seguía las huellas del ganado que se le había extraviado, llegó hasta Abancay y vio con sorpresa que encima de una enorme roca ubicada a un costado de lo que es hoy la plaza de Armas se hallaba la imagen de la virgen.Los moradores de Qorwani, llegaron en masa Abancay para regresarla a su imagen santa. La procesión, según se cuenta, duró todo un día, por las paradas en las viviendas ubicadas en la ruta, donde era objeto de múltiples muestras de veneración. Finalmente la volvieron a colocar en su gruta de origen.¡Increíble! A los pocos días, la imagen volvió a desaparecer. Y como ya se tenía referencia de la experiencia anterior, se fueron a Abancay y, en efecto, la hallaron en el mismo lugar, es decir sobre la misma roca ubicada a un costado de la plaza. Esta vez rodeada de flores de Amancaes, retamas y otras plantas. Se dice que este caso se repitió una vez más.Finalmente, esta misteriosa aparición en Abancay, de manera reiterada, fue considerada como un milagro y no quedó otra cosa que interpretar el mensaje: La virgen quería estar en Abancay. Y los sacerdotes y pobladores cumplieron su deseo. Así se construyó la iglesia encima de la roca. Y desde entonces permanece en la parte alta del principal altar, convertida en patrona de Abancay.Desde entonces, en el homenaje a la Virgen del Rosario, desde días antes, los jóvenes, varones y mujeres, tienen por costumbre desplazarse al campo para recoger flores, musgo y frutos silvestres con el propósito de formar alfombras en las calles, para arreglar los altares de la iglesia y repartir pétalos de flores para que los fieles las vayan arrojando durante el paso de la procesión. En mi época de estudiante, esta tarea la realizábamos con gran entusiasmo, motivados en muchos casos por el amor porque como adolescentes la mayoría ya teníamos enamorada y los que no tenían, iban con el propósito de conseguirla. Los lugares predilectos eran El Ampay, El Marilo, Aymas y camino al puente Capelo y a la La Granja. La procesión estaba acompañada por la banda del Maestro Villar. Y cuando la música paraba, se empezaba a cantar “Salve, salve, cantaba María…”Otra canción infaltable era: “El trece de mayo, la virgen María bajo de los cielos y a Cova de Iría…-¿Y por qué cantamos esta canción si no es 13 de mayo, sino 7 de junio? Pregunté una vez.- Schiiiss. Canta nomás, antes que te escuche el cura y te saque de la procesión, me respondió mi amigo Ramiro Viladegut, tres años mayor que yo.En la solemne misa participaban autoridades, delegaciones de planteles educativos, entre ellos el Miguel Grau y Santa Rosa, este último bajo la estricta vigilancia de las monjas dominicas, para evitar que a algunas de las internas se le ocurra siquiera intercambiar miradas con uno del Grau.Hoy, también se sigue con esta bella tradición y lo más admirable es que, con el paso de los años, la fe en la Virgen no decae, sino todo lo contrario, se acrecienta. Nada ni nadie, menos la vida moderna y disipada de la juventud, el avance de la tecnología o las excéntricas fiestas con música pagana y estridente en las discotecas y restobares, la han podido opacar.Una muestra de ello es que, desde finales de setiembre de cada año, la Municipalidad Provincial de Abancay y la Parroquia El Sagrario, organizan las llamadas “Misas de Novena” en el marco de las Festividades de la Santísima Virgen del Rosario. Actividades religiosas cuentan con la participación de las principales instituciones públicas y privadas, en estricto orden, entre ellas el Concejo Provincial, Gobierno Regional de Apurímac, la Dirección Regional de Educación, Transportes y Comunicaciones, , Otra misa se celebra para el personal de la Dirección Regional de Salud y la Gerencia de Transito y Circulación Vial, para la Gerencia de Acondicionamiento Territorial y Desarrollo Urbano, Electro Sur Este, Gerencia de Promoción Social y Desarrollo Económico Local.Asimismo para la Corte Superior de Justicia de Apurimac,Kas universidades, la Gerencia de Planificación y Presupuesto, entre otras entidades estatales y privadas.En la víspera, el 6 de octubre, se desarrolla una misa general la misma que es muy concurrida y una gran serenata. El día Central, 7 de octubre, es feriado no laborable y se celebra con una Misa Solemne y procesión de la patrona de Abancay.Todos los años, mediante Ordenanza Municipal, la comuna provincial declara día festivo no laborable en el ámbito de la provincia de Abancay, al que se suma el feriado del 8 de octubre a nivel nacional, conmemorando el Combate de Angamos. De esa manera los abanquinos gozan de dos días de descanso, aunque algunas veces estas celebraciones tocaron jueves y viernes y se empalmaban con el sábado y domingo. ¡Mama mía, 4 días de descanso!Se adjudica a la Virgen del Rosario múltiples milagros, masivos como individuales Se cuenta que en los días más aciagos, desde su fundación, se produjeron grandes milagros como cuando hubo un aluvión que arrasó con parte de El Olivo o el azote de la moscarina (o muscarina), un tipo de hepatitis mortal, y ahora el flagelo de la pandemia del coronavirus, donde muchos fieles se salvaron encomendándose a la patrona de Abancay.Sin embargo, todavía falta hacer mucho por la Virgen del Rosario, La catedral de Abancay ha quedado chica para albergar a los miles de fieles que acuden a las misas.El edificio se empezó a construir en el año 1645, durante la época en que este territorio pertenecía al Cusco. En 1970 el edificio actual fue remodelado completamente. Lo ideal sería que, además de ponerla en valor, se amplié y ocupe toda la manzana, cuidando que la arquitectura de esta ampliación sea digna de un monumento histórico que debe quedar para la posteridad.Del mismo modo en Qorowani, lugar donde fue entronizada por primera vez la virgen, se debería construir una capilla y un gran parque ecológico para quienes deseen participar en una peregrinación. Asimismo, debería mejorarse el gran corredor que une Abancay, Tamburco y Qorwani con la plantación de árboles de intimpa, pisonay y molle, íconos de la flora abanquina.Dicen que la fe mueve montañas. Que la virgen del Rosario ilumine a las autoridades.

30Ramiro Corzo, Josefina Segovia y 28 personas más6 comentarios6 veces compartidaMe gustaComentarCompartir

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