El Cusco está de duelo por el fallecimiento de uno de sus periodistas más destacados, Germán Alatrista Bustamante, director de “El Interamericano” su entrañable informativo que llegó a los más altos índices de sintonía en radio La Hora.
Alatrista alcanzó gran notoriedad cuando fue corresponsal del desaparecido diario La Prensa de Lima, informando sobre los movimientos guerrilleros en la zona de La Convención, especialmente sobre las acciones de Hugo Blanco en Mesa Pelada a quien convirtió en un símbolo de la revolución campesina. Sus extensas crónicas, siguiendo el avance guerrillero se publicaban a toda página en el matutino del magnate del azúcar Pedro Beltrán, por lo que el periodista recibió una distinción internacional.
A Germán lo conocí cuando yo hacía mis pininos en radio La Hora. El ya era una figura como corresponsal de La Prensa de Lima y al frente de su informativo “El Interamericano” que salía al medio día donde le encantaba hacer comentarios a boca de jarro de los acontecimientos del día. Como aprista era implacable en sus críticas, sobre todo a sus rivales políticos que militaban en los partidos de izquierda.
Fue catedrático de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Antonio Abad del Cusco y director del diario El Sol, donde tuve la oportunidad de trabajar junto a él. Más que un jefe Germán era un amigo. Fue bohemio y amiguero por naturaleza. No había día en que no se hallaba reunido con amigos, al extremo que, a veces, se le pasaba la hora y recurría al teléfono para hacer sus informes desde el «lugar de los hechos» Su imaginación era tan acertada que efectivamente parecía que estuviera en el mismo escenario, cuando en realidad se hallaba lejos. Fue un auténtico cazador de noticias y sabía contarlas con emoción, al detalle, tal como les encantaba a sus oyentes y a sus lectores.
Los cierres de página en El Sol casi siempre terminaban en algún local donde se alargaba la noche y donde seguíamos trabajando y planificando las tareas periodísticas del día siguiente, mejor dicho del día que se iniciaba en las rociadas madrugadas cusqueñas. Tenía predilección por las soluciones rápidas. Recuedo la vez en que la Comisión del Reinado «Miss Perú» nombró al diario El Sol como organizador del evento en Cusco, fue una locura por la estrechez del tiempo. Todos los periodistas nos dedicamos a buscar candidatas, tarea que no fue muy fácil porque había que convencerlas a las chicas. Y cuando le presentamos el listado de las muchachas más bellas, Germán nos dijo que ya tenía a la ganadora y así fue. Al parecer para eso también tenía buen ojo porque, coincidentemente, ganó su candidata.
En el diario El Sol se trabajaba duro y se ganaba poco. Y como le teníamos más amor a la camiseta que al pago, a veces hasta nos olvidábamos a cobrar la quincena. Sin embargo se hizo una buena labor. Aún deben estar en los archivos del matutino las páginas enteras de las campañas que hicimos en defensa del Cusco bajo la dirección de Germán. Reportajes a los personajes más notables. Casos humanos y en fin todo lo que ocurría en aquella importante región del Sur del Perú. Con ocasión del Centenario de Apurímac, le propuse sacar dos páginas diarias para resaltar los valores e historia de aquel joven Departamento, convertido posteriormente en Región. Germán, aceptó la idea de inmediato pero, con la condición que la publicación se autofinancie. Eso me obligó a recurrir los medianos y pequeños comerciantes para solventar el proyecto. Y cuando se les agotó el presupuesto, hasta los profesionales, entre ellos los médicos, abogados y dentistas empezaron a contratar avisos con tal que no se deje de publicar las páginas dedicadas a Apurímac. Con semejante campaña las fiestas del Centenario de Apurímac fueron inolvidables. Germán estuvo muchas veces en Abancay, donde fue apreciado e hizo buenos amigos.
Siempre tras la noticia, patrullando la ciudad en su viejo escarabajo VW, comunicando por teléfono la noticia al instante, moviéndose de un lado a otro, Germán ahora descansa en paz. Mi más sentido pésame a Rosita, a sus familiares y a quienes estuvieron junto a él hasta sus últimos días. Los acompaño en su dolor.
Esta lamentable pérdida coincide con el fallecimiento de Analí Cabrera, la popular «Chelita», secretaria del «jefecito» Antonio Salim a quien tuve la oportunidad de conocer también cuando trabajé como locutor en Panamericana Televisión. Falleció el día de su cumpleaños. Soy testigo de sus grandes progresos desde que, junto a Rodolfo Carrión, teníaron un grupo de animación de fiestas infantiles, su crecimiento en el set, sus grandes éxitos y sus esfuerzos por mantenerse en forma, sus amores con el productor Luis Carrizales, su enteresa para salir siempre adelante, su gran afecto y preocupación por sus familiares y su férrea voluntad para luchar contra el cáncer. Un ejemplo de mujer emprendedora, amorosa y una de las pocas vedettes que tuvo la elevisión peruana, es decir una artista que bailaba, cantaba y encantaba. Que su viaje al más allá sea de paz.